El editorial de Gestión: “Los nidos emblemáticos”
En Gestión venimos insistiendo en que para mejorar la calidad de la educación peruana no hay que descubrir la pólvora, sino seguir el ejemplo de los primeros del ranking.
Por: Redacción Gestion.pe
NUEVAS REGLAS. Todos los establecimientos de educación inicial del Perú tienen tres años para adecuarse a la norma técnica emitida hace un mes por la Secretaría General del Ministerio de Educación (Minedu). Y también los que se encuentran en proyecto. En sus 62 páginas, la mencionada resolución lo cubre todo, desde una declaración de principios sobre lo que debe ser la educación inicial, hasta el ancho que deben tener cunas y nidos, requerimientos de espacios y criterios para el diseño del mobiliario.
Se puede deducir que la instalación de estos locales dejará de ser un emprendimiento familiar, puesto que las exigencias del Minedu harán que solo quienes cuenten con fuerte respaldo financiero decidan invertir en el rubro y construir esta suerte de “nidos emblemáticos” dotados de lo último en infraestructura.
Que no se piense que nos oponemos a la iniciativa privada en la educación; lo que nos preocupa es que al necesitarse una inversión considerable –para cumplir los preceptos de la norma–, las empresas educativas se verán obligadas a elevar sus precios y los segmentos con menores ingresos no tendrán otra alternativa que matricular a sus niños en nidos que, por no haber cumplido con la regulación, operarán de manera informal. En otras palabras, el gobierno de la inclusión social está corriendo, sin quererlo, el riesgo de promover un mayor elitismo.
Otro aspecto que parece haberse pasado por alto es el control. La norma reemplaza a una que estuvo vigente desde el 2011. Cabría preguntarse cuántos de los 42,173 centros educativos de inicial que existen en el país se han adecuado (el dato es del INEI, al 2012). ¿Y qué se hará para que se respeten las nuevas reglas? Rogamos para que no se esté pensando en crear ninguna superintendencia u organismo supervisor.
En Gestión venimos insistiendo en que para mejorar la calidad de la educación peruana no hay que descubrir la pólvora, sino seguir el ejemplo de los primeros del ranking. Pero eso no significa que nuestros colegios se parezcan a los escandinavos –donde la educación es gratuita–, sino en adaptar sus sistemas a nuestra realidad.