El editorial de Gestión: “Los límites de la política monetaria”
La inflación de febrero fue mucho mayor a la esperada. Si bien es cierto, ese resultado tiene componentes estacionarios y casuales, también tiene componentes estructurales que deberían preocupar al BCR.
Por: Redacción Gestion.pe
INFLACIÓN. De acuerdo con la Constitución, la finalidad del Banco Central de Reserva es preservar la estabilidad monetaria. En otras palabras, asegurarse que la inflación se mantenga dentro del rango meta (en el Perú este es 2% con un margen de tolerancia de un punto para ambos lados). Sin embargo, en la práctica, el BCR también realiza otras funciones como mitigar variaciones abruptas en el tipo de cambio e impulsar el crecimiento de la economía.
Para contrarrestar todas las señales de desaceleración que viene sufriendo el país desde el año pasado, por ejemplo, el BCR ha implementado una política monetaria moderadamente expansiva a fin de reactivar la economía. Pero, al parecer, el BCR tendrá que ser mucho más cuidadoso de ahora en adelante en aplicar este instrumento.
La inflación de febrero (0.6%) fue mucho mayor a la esperada (0.24% según sondeo de Reuters), lo que sitúa a la variación anual en 3.78%, muy por encima del límite superior de 3%. Esta inflación, es cierto, tiene componentes estacionarios –como el comienzo de clases- y otros componentes casuales –como el aumento del precio del petróleo debido a las tensiones entre Rusia y Ucrania sin embargo, también tiene componentes estructurales que deberían preocupar al ente emisor. La inflación subyacente, que aísla los factores volátiles de la canasta básica de consumo, muestra una variación anual de 3.8% en febrero y ya acumula 32 meses de crecimiento continuo por encima del 3%.
Una trayectoria alcista de la inflación, le resta capacidad de maniobra al BCR dado que una política monetaria expansiva suele presionar al alza también a la inflación al haber mayor dinero circulando.
Para impulsar la economía, entonces, el Estado debe ser un poco más creativo. Una opción la tiene en la política fiscal que, de paso, ayudaría a reducir el déficit de infraestructura o a implementar las reformas salariales dentro del Estado. Otra opción, sin embargo, que ha sido olvidada últimamente, es la de incentivar la inversión a través de la reducción de costos, trabas y trámites.
Opciones hay.