Editorial de Gestión: Como el cangrejo
Por primera vez en los últimos seis años, el Perú retrocedió en el ranking de Competitividad Mundial 2014. Hay muchas cosas que se pueden hacer para revertir esta tendencia.
Por: Redacción Gestion.pe
COMPETITIVIDAD. Si el año pasado culminamos un ciclo al quedarnos estancados en la misma posición del ranking global de competitividad elaborado por el World Economic Forum (WEF), entonces este año se podría decir que hemos comenzado uno nuevo. Por primera vez en los últimos seis años, periodo en el cual el Perú superó a otras 25 economías, hemos retrocedido en la lista. En comparación con el año pasado, el Perú bajó cuatro escalones al puesto 65 de 144 países.
No puede estar más claro ahora que las fuentes de crecimiento de los últimos años se han agotado y que, para seguir creciendo al ritmo al cual veníamos haciéndolo, el país necesita implementar reformas que mejoren su competitividad. Sin embargo, como lo hemos dicho innumerables veces y este informe lo confirma, el Gobierno ha sido sumamente lento y tímido en este aspecto. No solo demoró demasiado en implementar medidas, sino que cuando finalmente lo hizo dejó de lado los aspectos más pesados que arrastran la competitividad del país.
En el tema que más hemos insistido flexibilizar el régimen laboral, por ejemplo, el Foro Económico Mundial lo considera como el tercer factor más problemático para hacer negocios en el país. De acuerdo al índice, nos encontramos en el puesto 130 en “prácticas para contratar y despedir” y en el número 104 en temas de impuestos laborales. No nos equivocamos entonces cuando decimos que hay espacio para mejoras en este ámbito. Pero lo más importante es que estas mejoras tendrían efectos instantáneos.
No por eso, sin embargo, las reformas de largo plazo no son importantes. La calidad de nuestro sistema educativo se encuentra dentro de los últimos 10 países, al igual que la calidad de la educación primaria y la educación en matemáticas y ciencias.
Como resultado, la poca preparación de la fuerza laboral se ha convertido en un limitante para los negocios. Mientras tanto, mantenemos nuestras tradiciones de seguir con un nivel inadecuado de infraestructura y de contar con una institucionalidad realmente lastimosa.
Hay muchas cosas que se pueden hacer para revertir esta tendencia. Esperemos que este ciclo se cierre cuanto antes. Si no, como en el fútbol, Bolivia también nos superará.