Editorial: A poner paños fríos

Es importante es no permitir que un caso en particular pueda volver a reavivar las voces de quienes consideran que debemos retirarnos de la CIDH.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos tiene su sede en Costa Rica

Por: Redacción Gestion.pe

Corte de San José. El comisionado electo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Francisco Eguiguren, ha vuelto a dar declaraciones que han alborotado el cotorro. Su posición respecto al proceso que se le sigue al Estado peruano en la CIDH por el caso del rescate en la embajada de Japón y los comandos Chavín de Huántar, ha generado nuevas controversias no solo sobre el caso concreto sino también sobre la pertinencia de permanecer en esta instancia.

Tanto así que Eguiguren tuvo que volver a salir a los medios para explicar que se había descontextualizado sus comentarios y que espera que la CIDH emita un fallo favorable al Perú. Sin embargo, reiteró que el plazo excesivo de duración del proceso en las cortes peruanas –más de 13 años– es un punto en contra que podría ser la base para que la CIDH no falle a favor del Estado peruano.

Sin duda, el tema de los comandos Chavín de Huántar y el rescate en la embajada es muy sensible para los peruanos. La idea de que se ponga en duda la eficiencia de la operación o que se pueda insinuar que los deudos de los terroristas consigan algún triunfo jurídico genera inmediatamente reacciones airadas.

Sin embargo, es importante poner paños fríos y tratar de entender el fondo del tema. En cualquier proceso existen dos posibilidades: ganar o perder, y dentro de estos extremos una serie de variantes dependiendo de lo que establezca la sentencia.

Podemos creer que la razón está de nuestro lado, pero no somos los jueces y serán ellos, siguiendo sus propios criterios, los que determinarán el resultado. Lo que sí es importante es no permitir que este caso en concreto pueda volver a reavivar las voces de quienes consideran que debemos retirarnos de la CIDH.

El Perú ya se retiró de la competencia contenciosa de la CIDH (durante el gobierno de Alberto Fujimori) y luego tuvo que regresar. Desde entonces, ningún presidente ha manifestado la intención de abandonar este sistema supranacional de control en materia de derechos humanos. Lamentablemente, los representantes del fujimorismo sí han aprovechado cada oportunidad para insistir con el retiro, aunque su líder, Keiko Fujimori, nunca ha sido clara al respecto.

Tener una entidad de control supranacional es una garantía no solo para los nacionales sino también para todas las personas que se relacionan con el Perú.