El Club 16 de las constructoras de Lava Jato
¿Cómo operaba? Los niveles de sobornos y rentabilidad; y las similitudes con el caso peruano.
Por: Redacción Gestion.pe
Manuel Romero Caro
Economista
Como no debería de extrañar a nadie tratándose de las mismas constructoras que desarrollaron un esquema mafioso con Petrobras (PB), cuando estas pasaron a operar al Perú habrían seguido la misma “metodología”.
Según la manifestación al juez de Paulo Roberto Costa (PRC), exdirector de Abastecimientos de PB (1), los grandes contratistas se reunían y decidían quién se iba a quedar con cada una de las obras, con cada contrato, y cuál sería el porcentaje que se otorgaría por sobornos. Solo después de esos acuerdos previos presentaban propuestas cercanas al precio máximo aceptable por la comisión de licitación. Para no mencionar los adicionales que inflaban los costos, casi siempre necesarios por fallas en los proyectos básicos.
Según Mauricio Mulder, el secretario general de ProInversión ha declarado a la comisión LJ que quedaron sorprendidos cómo los brasileños coordinaban entre sí, a tal punto que se presentaban para cualquier obra varias empresas, y las menores se retiraban para dejar sola a Odebrecht (Odb). Es decir, simulaban una competencia (2).
PRC explicó que sobre cualquier presupuesto, el empresario que prestara ese servicio para PB estimaba un margen de utilidad que variaba entre 10% y 20%. Sobre ese valor le adicionaba de 1% al 3% al precio final; y después transfería este último porcentaje al grupo político al que en ese momento le “perteneciera” la directoría responsable de PB; en este caso de Abastecimientos. La regla era clara.
Si una determinada empresa no aprobaba el sobreprecio o la “propina” para el grupo político; no sería llamada para las próximas licitaciones y el director a cargo de la operación en PB le crearía problemas en el contrato correspondiente: no lo aprobaba; había atrasos; no se aprobaban las adendas para los adicionales. En otras palabras, asfixiaban a la empresa. Como en este esquema todos ganaban, la corrupción se institucionalizó y se practicó en todos los contratos y obras de PB.
Del 3% destinado a los políticos; 1/3 se quedaba con el partido al que “pertenecía” la directoría y 2/3 se iban para el PT. Alberto Youseff era el operador financiero, siendo su responsabilidad recibir el dinero de los contratistas en las cuentas de sus empresas de fachada; enviar una parte de los fondos al exterior y entregar otra parte en efectivo, en Brasil. Y él se quedaba con el 30%.
El lavado
Lo que hacían las constructoras era cerrar contratos con empresas “de fachada” que simulaban la prestación de servicios de consultoría. Ellas emitían “notas frías” y recibían depósitos millonarios. Y ese era uno de los principales caminos para el pago de sobornos.
En los contratos encontrados por la Policía Federal en las oficinas allanadas, las consultorías se definían por nombres genéricos para ocultar el verdadero objetivo de las transacciones. Y el valor de los servicios se establecía sin criterios tangibles, rendición de cuentas o contra la demostración de resultados (1).
Al financiar ilegalmente las constructoras las campañas electorales de numerosos políticos, al llegar estos al poder tenían “cancha libre” para poder diseñar los proyectos de acuerdo a su conveniencia, y sin tener responsabilidad porque todavía no se había otorgado la buena pro. Proceso muy similar a la “metodología” empleada aquí al solicitar exoneraciones de los estudios de preinversión o SNIP, lo que daba pie a las adendas que terminaban inflando significativamente el presupuesto original.
Asimismo, les permitía transferir estas responsabilidades a los funcionarios públicos. Por ejemplo, el 20.07.2015 escribí un artículo “Los pecados de Odebrecht”; dos días después Gestión publica una carta de Odb en la que argumentan que mi frase “los principales proyectos de Odebrecht han sido exonerados del SNIP” es falsa. Porque “es el Estado, a través del MEF, el que determina la pertinencia de pasar un proyecto por el SNIP. Luego se convoca a concurso público y, finalmente, se otorga la buena pro. No al revés, como pretende hacer parecer”.
En palabras del contralor, “es una corrupción que no la podemos detectar porque es previa al proceso de contratación. Si yo quiero ganar una obra hay un arreglo antes, donde se decide a quién le vamos a dar el futuro contrato”.
Las reglas
Las “reglas” del club fueron elaboradas por Ricardo Pessoa, dueño de la constructora UTC. Y para evitarse problemas se utilizaba una redacción “futbolera”. Es así que se establecía que en el campeonato nacional participarían 16 equipos (contratistas), aunque se dejaba constancia de la preocupación por dejar participar a las “categorías inferiores”. Dejándose muy claro que el objetivo final era preparar a los equipos para las competencias internacionales.
El club tuvo una composición variable en el tiempo. En una primera etapa, que debe de haber durado hasta mediados de la década del 2000, solo la integraban 9 contratistas. Aunque posteriormente se amplió a las 16 principales constructoras.
Según las manifestaciones de PRC, nunca una empresa dejó de pagar los sobornos. Ya que eran las mismas empresas que participaban en otras obras públicas en Brasil. Por lo que si se creaba problemas en un lado, se estaba creando problemas en otro. En otras palabras, si no pagas, no tendrás obras. Es imprescindible liquidar de raíz este esquema mafioso para que no pueda volver a repetirse en nuestro país.
(1) Las informaciones de Brasil vienen de diversas publicaciones de ese país y del libro “Lava Jato” de Vladimir Netto.
(2) Mauricio Mulder en Perú 21 del 17.01.2017.