BBVA Research: Hacia fines del 2018 se espera que el empleo perdido se recupere en 70%
Asimismo, el constante crecimiento de la inversión en maquinaria y equipo parece asegurar mejoras de la competitividad en las exportaciones de bienes, la evolución alcista de los precios en el sector turístico puede ser síntoma de agotamiento.
Por: Redacción Gestion.pe
¿Deben subir los salarios? Y ¿cuánto? ¿Puede el sector exportador continuar impulsando el crecimiento del empleo? ¿Se está generando una burbuja en el mercado inmobiliario?
Estas son algunas de las preguntas que se irán planteando ahora que la economía española entra en una fase de crecimiento prolongado. Las respuestas a cada una de ellas serán clave para determinar tanto la duración de la recuperación como la distribución de las ganancias que ésta vaya generando durante los próximos años, señala Miguel Cardoso, jefe para España en BBVA Research.
Agrega que hacia 2018, se espera que la economía haya acumulado cinco años de crecimiento, y que hacia finales del siguiente año recupere en torno al 70% del empleo perdido durante la crisis. ¿Qué tan sostenible es este crecimiento a futuro? A nivel externo, es posible que muchas de las condiciones detrás del buen comportamiento de la economía mundial se mantengan.
En todo caso, la realización de escenarios de riesgo geopolítico o la posibilidad de un ajuste en el crecimiento de la economía china, podrían suponer un deterioro de las perspectivas. A nivel doméstico, la continuación de la recuperación nos traerá preguntas de las que hace tiempo no teníamos que preocuparnos. En particular, empezaremos a cuestionarnos si es posible que la economía siga creando empleo una vez desaparecido el exceso de capacidad en distintos ámbitos.
Por ejemplo, la variación que se observa en los salarios es consistente, hasta el momento, con una fuerte reducción del paro. Hacia delante, la evolución de las remuneraciones dependerá tanto de la relativa escasez del factor trabajo como del crecimiento de la productividad. Si el período de tiempo necesario para cubrir una vacante comienza a prolongarse, las empresas no tendrán más remedio que acelerar el incremento en los salarios, tratando de atraer a personas que han abandonado la fuerza de trabajo o que ya están contratadas. Aunque para estos colectivos serían buenas noticias, no lo serían tanto para el que esté en paro.
En particular, esto representaría una señal clara de que las habilidades que se demandan actualmente no son las de quien está en el desempleo. Que esto pudiera suceder cuando tenemos una tasa de paro alrededor del 17% sería desastroso, ya que haría evidente la incapacidad de la sociedad de ofrecer alternativas a estas personas, además de incrementar la desigualdad entre los que tienen un puesto de trabajo y los que no.
Aunque por el momento no parece que se haya llegado a este punto, sería bueno enfocarse inmediatamente en mejorar la formación de los parados, aumentando tanto la cantidad de los recursos destinados a ella, como la eficiencia en su uso.
Por otro lado, un sector donde podemos comenzar a observar restricciones de capacidad es el exportador, especialmente en el turismo. Mientras que el constante crecimiento de la inversión en maquinaria y equipo parece asegurar mejoras de la competitividad en las exportaciones de bienes, la evolución alcista de los precios en el sector turístico puede ser síntoma de agotamiento.
En particular, comunidades como Baleares y Canarias registran récords de ocupación en plazas hoteleras y los precios ya sobrepasan hasta en un 15% los niveles anteriores a la crisis. Por lo tanto, en ausencia de incrementos significativos de la inversión durante los próximos trimestres, la mayor demanda se trasladará principalmente a los precios y se podría ralentizar la creación de empleo.
Finalmente, la incipiente recuperación del mercado inmobiliario ha despertado preocupaciones sobre la posibilidad de que se vuelvan a producir los excesos observados en el pasado. Esto es altamente improbable a corto plazo, en parte debido a los esfuerzos realizados durante los últimos años, tanto por familias como por empresas, y que han llevado a una disminución de los desequilibrios en el sector.
Así, el incremento en precios que se observa en algunas áreas urbanas y en aquellas regiones expuestas a la demanda externa, ha revertido sólo una pequeña parte de la caída observada durante la crisis. Más aún, la revalorización debería ser la señal a través de la cual se reactivará la inversión en el sector.
En suma, el entorno continúa apoyando la recuperación, aunque habrá que estar atentos al comportamiento de precios y salarios, que pueden adelantar una ralentización en el crecimiento del empleo y con ello, la necesidad de actuar para evitar un incremento de la desigualdad.