Reservas de Irán vuelven a ser codiciadas por grandes empresas petroleras

Junto la sala de reuniones de la sede central de BP, en la elegante St. James’s Square de Londres, una vitrina alberga los datos geológicos de Masjid-i-Solaiman, el primer pozo petrolero de Irán.

Por: Redacción Gestion.pe

Bloomberg.- El hallazgo de crudo en 1908 sentó las bases de la empresa que llegaría a ser British Petroleum e inauguró una de las oportunidades más ricas que han tenido las compañías petroleras en el turbulento Oriente Medio. Desde entonces, la historia de la industria en Irán ha estado entrelazada con golpes de Estado apoyados por la CIA, explotación colonial y el resentimiento contra Occidente que rodeó a la Revolución Islámica de 1979.

Ahora, en tanto Irán y los Estados Unidos ingresan en la undécima hora de negociaciones para llegar a un acuerdo nuclear y aliviar las sanciones, el país de Oriente Medio está volviendo a surgir como premio potencial para empresas petroleras occidentales entre las que se cuentan BP, Royal Dutch Shell, Eni y Total. Se espera que también participen los chinos, en tanto las empresas estadounidenses, más agobiadas por las sanciones y el legado, probablemente quedarán más rezagadas.

“Si miramos la historia de las compañías petroleras, esa historia es Irán”, dijo Nader Sultan, consultor del área petrolera que dirigió la empresa estatal Kuwait Petroleum Corp. entre 1993 y 2004.

El apetito por volver a Persia es entendible: Irán tiene 10 por ciento de las reservas petroleras mundiales –ubicándose en el cuarto puesto globalmente después de Venezuela, Arabia Saudita y Canadá y antes que Irán- y casi un quinto de las reservas gasíferas –superado sólo por Rusia.

Para Irán, el atractivo también es directo: necesita imperativamente inversión y conocimientos externos para elevar su producción de hidrocarburos. La combinación tóxica de décadas de escasa participación extranjera, tanto antes como después de las sanciones, sumada al legado devastador de la larga guerra Irán-Irak en los años 1980, debilitó la industria energética del país.

Obstáculos por delante
En entrevistas con ejecutivos petroleros actuales y anteriores, con consultores y con diplomáticos, surge un consenso: si bien las grandes compañías petroleras –aunadas en lo que suele llamarse Big Oil- están ansiosas por retornar a Irán si se logra un acuerdo nuclear, una coincidencia respecto de las condiciones comerciales podría resultar más difícil de lo que se piensa generalmente.

“Las compañías petroleras internacionales quieren volver a Irán, pero solo si las condiciones son las indicadas”, dijo Robin Mills, analista de Manaar Energy Consulting con sede en Dubai que trabajó en Shell en Irán.

El desafío de Irán es fácil de ver. El país bombea actualmente 2.8 millones de barriles diarios, por debajo de los 4.5 millones de un decenio atrás y un pico máximo de 6 millones en 1974. Sus grandes yacimientos, incluidos Gachsaran y Marun, llevan en producción más de 50 años y están “terriblemente necesitados” de rehabilitación, según la Agencia Internacional de Energía.

Más grave aún, Irán no ha desarrollado mucho sus reservas gasíferas. Esto ha permitido que países como Argelia, Australia y el vecino Qatar, con el cual comparte un yacimiento, absorbieran cuota de mercado. Sin la tecnología occidental, es poco probable que Irán pueda construir las plantas de gas natural licuado, o GNL, que refrigeran el gas hasta forma líquida para su transporte.