FMI: Política monetaria debe ser la primera línea de defensa frente a riesgos globales
Christine Lagarde aconsejó a las economías latinoamericanas que deben alejarse de los bienes primarios, que dan poco valor agregado.
Por: Omar Manrique Pachas
La política monetaria es la primera línea de defensa de los países latinoamericanos, incluyendo el Perú, ante las amenazas que representan los cambios en el orden económico y financiero global, afirmó la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde.
“Los países latinoamericanos, en general, han sido hábiles y cautelosos con la política monetaria, y el tipo de cambio es el primer amortiguador (ante los desequilibrios en las cuentas externas de los países que se generan por la menor demanda de las materias primas por parte de las economías desarrolladas”, afirmó.
Una segunda línea de defensa –continuó- es la disciplina fiscal, pues no casi no hay ningún lugar en el mundo en que esta se pueda flexibilizar sin generar desequilibrios al mismo tiempo.
Las autoridades del FMI coincidieron en esto último, aunque otros representantes del organismo multilateral sostienen que sí pueden implementar un mayor gasto o estímulo fiscal aquellos países con bajo nivel de endeudamiento y con cuentas macroeconómicas equilibradas.
El ministerio de Economía y Finanzas en el Perú ha tomado medidas de impulso fiscal, que incluyen recortes de impuestos y mayor gasto, para acelerar la actividad económica.
Lagarde explicó que actualmente los países de la región enfrentan una serie de vulnerabilidades que recién salen a luz ahora que los precios de las materias primas bajan de manera casi generalizada.
“Varios países latinoamericanos enfrentan presiones y requieren elevar la recaudación tributaria. Además, las presiones de demanda sobre la inflación seguirán siendo significativas”, alertó en la conferencia del FMI “Desafíos Para Asegurar el Crecimiento y Una Prosperidad Compartida en América Latina”, que se realiza en Santiago de Chile.
Por ello, enfatizó la necesidad de que los países de la región emprendan y consoliden reformas estructurales en educación e inclusión financiera, así como mejorar la productividad y el desarrollo de infraestructura, “que alejen a estos países de los bienes primarios, que dan poco valor agregado”.