Mal de altura: la escasez de edificios más altos en Lima
Las reservas de construir edificaciones más altas se deberían al riesgo sísmico, pero tampoco hay razones técnicas que lo impidan.
Por: Karen Rojas Andia
Hoy la Gran Torre de Santiago (Chile) ostenta el título de la construcción más alta de Sudamérica, las demás edificaciones que logran distinguirse por su tamaño están repartidas entre Colombia, Argentina y Brasil.
¿Pero dónde queda nuestro país en materia de megaconstrucciones?, ¿acaso padecemos un mal de altura?
Según el arquitecto Javier Artadi, las reservas a la hora de construir un edificio de gran tamaño ocurren porque nos encontramos en un territorio de alto riesgo sísmico. Pese a ello, “no existe un motivo técnico que impida tener rascacielos más altos en Lima” y sobresalir de ese modo a nivel regional, aclara José Orrego, director de Metrópolis Oficina de Arquitectura, quien lamenta que estemos regidos por “reglamentos de hace más de 50 años, en donde se fijan limitaciones concernientes a la altura de los edificios”.
En su opinión, las construcciones altas mejorarían el perfil urbano de Lima, pues hoy los capitalinos estamos rodeados de edificios comprimidos, apretados unos contra otros, y que solo poseen una fachada privilegiada (por la vista a la calle).
Si las construcciones tuvieran más altura, dice Orrego, la primera planta podría liberarse en favor de áreas verdes y los departamentos contarían con mejores sistemas ventilación y más vistas.
Empero, Artadi añade que la ciudad tienen una gran extensión en relación a la población que alberga y, por tanto, un crecimiento horizontal es más o menos lógico.
La Torre BBVA destaca por su tamaño a nivel local
La Torre BBVA, que se erige en el distrito financiero de San Isidro, resurge con un tamaño que llega a 137 m desde la base hasta el pináculo.
Artadi y Vella Arquitectos Asociados se encargaron del diseño de la nueva imagen del banco. “Para nosotros la renovación pasaba por mantener lo esencial del proyecto original: un banco integrado peatonalmente con la calle y un hito arquitectónico en la ciudad”, dice Javier Artadi. “Diseñamos, en áreas libres, atrios y mobiliario urbano, que incluye una fuente de agua de 10 m de diámetro”.