Reformas y privatizaciones en América Latina
Opinión: Álvaro Ríos Roca
Socio Director de Gas Energy y Drillinginfo
Por: Redacción Gestion.pe
La energía motoriza al planeta. Sin energía no habría mejoras en salud, comunicaciones, iluminación, transporte, etc. No habría bienestar o vivir bien. Por eso el apelativo que los recursos energéticos son estratégicos. Hemos atravesado por un ciclo de elevado crecimiento económico y de bienestar para varios países en vías de desarrollo, impulsado principalmente por elevados precios de materias primas, en particular el petróleo.
Por veinte años, de 1985 a 2005, los precios del petróleo estuvieron estables con un promedio de 26 US$/barril. A partir del 2004/2005 los precios despegan y por casi una década se mantuvieron en niveles nunca antes vistos. Las rentas a países productores se incrementaron y se tradujeron en bienestar y posiciones más nacionalistas. Paralelamente, las empresas del sector (privadas, estatales y mixtas) contaban con excedentes para invertir en nuevos y más costosos proyectos exploratorios.
Estas empresas y los Estados productores y exportadores de hidrocarburos están viendo ahora cómo merman sus ingresos por ya casi año y medio. Es perceptible visualizar medidas tendentes a reformar los regímenes fiscales, vender activos y llamar al capital internacional (ahora escaso) para seguir generando inversiones en la industria. A continuación un breve análisis en nuestra región.
Argentina ha decidido que no hay más bajos precios para los productores de petróleo y gas natural. Ofrece remunerar petróleo a 78 US$/Bbl y gas natural a 7.50 US$/MMbtu para toda nueva producción, con el ánimo de contar con inversiones en exploración. Impensable media década atrás.
México anda en una fuerte reforma energética para traer inversiones del sector privado a toda la cadena. Esto después de más de 75 años de férreo nacionalismo asociado a Pemex. No le ha ido muy bien en la primera subasta de bloques petroleros y afina nuevos términos e incentivos para las nuevas subastas. Impensable media década atrás.
El expresidente Lula llegó a manifestar que Dios era brasileño cuando se descubrió el Presal hace casi una década. Con los nuevos precios, Petrobras se presumió y acaparó demasiado. Lo anterior sumado a una galopante corrupción la está forzando a vender activos internacionales y comenzar a privatizar varias actividades. Situación casi impensable solo media década atrás.
En Venezuela, en mayo 2015, en la conferencia de la Asociación Venezolana de Procesadores de Gas, PVSA Gas anuncio algo que dejó perplejos a muchos. Se abría al financiamiento e iniciativa privada para concluir y construir los proyectos pendientes de infraestructura. Se ofrecieron 10 proyectos de gasoductos con un total aproximado de inversión de 9,124 millones de dólares. Situación impensable media década atrás.
Perú, Bolivia, Colombia, Ecuador y otros países del mundo también estudian y anuncian medidas similares para atraer capital internacional que por ahora está bastante escaso. Se anuncian cambios y ajustes a los marcos fiscales para incentivar exploración de riesgo, ventas de activos, privatizaciones, etc. De persistir los precios bajos (situación que no deseamos) estas tendencias probablemente se acrecentarán. Son los ciclos que ya hemos vivido varias veces en nuestra América Latina.