¿Por qué el Gobierno no es capaz de hacer las cosas bien?

opinión

Por: Redacción Gestion.pe

Resulta increíble que el Gobierno no sea capaz de hacer las cosas bien, ni siquiera en el tema de la ley laboral juvenil, que es, en su intención y objetivo, positiva.

Un primer tema es la constatación de que esta norma, que bien elaborada y oportunamente presentada puede significar una buena alternativa para una gran cantidad de jóvenes que tienen que enfrentar la falta de oportunidades, llega en un momento y en un ambiente en el que se percibe una suerte de desesperación de un Gobierno que no encuentra salidas a la desaceleración, a la desconfianza y temores de los actores del mercado, y a la falta de inversión.

En segundo lugar, la norma no ha salido lo suficientemente madura y lograda –con los candados respectivos-, y por ello genera desconfianza, admite suspicacias y permite observaciones y contraataques de todo tipo.

Pero lo peor es lo que sigue. Este Gobierno no se preparó –una vez más y como todo el tiempo– para el lanzamiento, promoción y defensa de la norma. Tan es así, que Martha Chávez, una férrea opositora a este régimen y fujimorista –a quienes Ollanta Humala les ha “dedicado” los más fuertes agravios e insultos – fue la que hizo la mejor defensa de la ley en una frase.

El presidente y su esposa, fieles a ese poco inteligente y nada eficaz estilo de defender atacando e insultando, solo han soltado frases provocadoras y se han enfrentado a sus detractores con argumentos poco creíbles, como cuando la primera dama dice que “el Gobierno no ‘trastabilla’ en sus decisiones”, olvidando sus retrocesos en varios temas, como en el aporte de los independientes a las AFP, por citar solo un ejemplo. Evidentemente, este tipo de actitudes polariza las posiciones políticas e impide ventanas de oportunidad para buscar consensos.

El ministro de Economía, por su parte, ha salido a hablar lo justo, con ese tono cansino y poco convincente que lo caracteriza, mezclando esa defensa con anuncios negativos para la población, como la suspensión del aporte a los fonavistas y la ratificación de la desaceleración, en el que prácticamente se corrigió a sí mismo con respecto a un anuncio anterior en el que dijo que lo peor ya había pasado.

Además, la medida llega en medio de uno de los más duros procesos de enfrentamiento político, cuyo principal responsable –en cantidad y “calidad”– es el mismísimo presidente, lo que obviamente predispone a la oposición –irresponsablemente o no– a darle la espalda al Gobierno y a buscar enfrentarla con la población, y a forzar –con éxito o sin él– una derrota política del presidente y su maltrecho y cuestionado Gabinete.

En buena cuenta, el presidente, su esposa y el Gabinete están cosechando lo que sembraron. Y si a esto le agregamos que los candidatos y partidos ya están en campaña electoral, podremos entender –aunque no justificar ni respaldar– el porqué de los ataques a la ley, incluso desde los partidos socios del Gobierno.

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