“Ha sido un error pasar las oficinas comerciales al Mincetur”

—Ex canciller plantea creación de una entidad conjunta del Mincetur, Promperú y la Cancillería para ver las políticas de promoción comercial. Recomienda conservar logros de la CAN.

Por: Redacción Gestion.pe

Entrevista.
José Antonio García Belaunde, ex ministro de Relaciones Exteriores.

JULIO LIRA SEGURA
jlira@diariogestion.com.pe

En los últimos 20 años la política comercial peruana ha sufrido grandes transformaciones que nos han llevado a tener actualmente más de 50 acuerdos bilaterales y multilaterales. Uno de los funcionarios que tuvo un rol destacado fue José Antonio García Belaunde, que en los últimos meses estuvo en las primeras planas por ser coagente en el diferendo marítimo que tiene Perú con Chile en la Corte de La Haya.

Pero García Belaunde en su paso por la Cancillería cumplió encargos muy vinculados al tema de comercio exterior hasta ser canciller durante los cinco años del gobierno de Alan García. En la entrevista a Gestión expone los cambios de la política comercial, sus preocupaciones sobre el futuro de las oficinas comerciales y cómo ve los acuerdos aún pendientes de negociación.

Usted ha vivido los cambios que tenido la política comercial en los últimos 20 años. Visto en perspectiva, ¿cuánto se ha avanzado y qué nos espera a futuro?
Para decirlo en pocas palabras y muy gráficamente, lo que avanzó el Perú fue perder el miedo a los acuerdos bilaterales. Siempre se pensaba que como éramos un país chico y débil mejor era tener acuerdos plurilaterales, acuerdos regionales, acuerdos con organismos internacionales, porque un acuerdo bilateral de alguna manera podía terminar afectando a nuestro país por el menor peso relativo en términos económicos y comerciales. Pero ya se perdió el miedo…

¿Qué se obtuvo?
Fue fundamental para poder afrontar un acuerdo con Estados Unidos, con la Unión Europea y con China, nuestros tres principales socios comerciales. Ese fue el primer gran cambio.

¿Cuáles fueron los otros cambios en la política comercial?
El segundo cambio, que es un aporte que hace nuestro gobierno, el de Alan García, fue haber entendido que para la integración no son suficientes los criterios de vecindad, más importantes son los criterios de afinidad. Es decir, cómo miramos al mundo, cómo creemos que deben ser nuestras economías y cómo estamos dispuestos a integrarnos en términos económicos y comerciales asumiendo los riesgos que eso significa y no solo tener el discurso político de la integración.

¿Puede haber integración sin vecindad?
Sí, puede haber integración sin vecindad, pero si también el país es vecino y afín, mejor aún. Por ejemplo, siendo vecinos en el Grupo Andino, prácticamente está paralizado, en tanto que el Mercosur enfrenta una crisis, que ellos esconden muy bien, pero es una crisis. En cambio, hay algo que se llama Alianza del Pacífico que está con fuerza, porque hay una afinidad en los países que lo integran en términos de desarrollo económico y de integración al mundo.

Avanzar en este proceso de acuerdos comerciales implicó también un cambio de mentalidad en el Estado. Sin embargo, hay tratados comerciales que se han firmado, pero aún no se usan, ¿qué hacer frente a este problema?
Bueno, ahí hay una gran deficiencia y creo que institucionalmente no va a mejorar. Ha sido un error pasar las oficinas comerciales de la Cancillería al Ministerio de Comercio Exterior y Turismo…

¿Cuál será la consecuencia?
Va a haber una ruptura con toda una tradición, en la que mal que bien y pese a todos los defectos, se ensamblaba la Cancillería con las oficinas comerciales. Yo sí creo que no podemos tener tantas oficinas como consulados y
embajadas.

¿Cuál es el riesgo?
El riesgo es que vamos a tener a los diplomáticos que no estarán haciendo una labor que podrían realizar y vamos a tener probablemente muy desconectadas a las oficinas comerciales del embajador, quien es finalmente el que representa políticamente al Estado peruano.

Pero la promoción necesita de personal especializado…
Es cierto, una cosa es la promoción propiamente, que se da absolutamente a nivel privado, y otra cosa es la necesidad, muchas veces, de tocar las puertas de ciertas burocracias en el exterior, que por algunas de esas famosas medidas paraarancelarias terminan bloqueando algo, o creando problemas tributarios, etc. Entonces que el comercio vaya por un lado y la Cancillería por otro, me parece un absurdo.

Entonces, ¿es un grave error?
Lo que se ha cometido ahora lo vamos a sentir luego, porque no creo que el Ministerio de Comercio Exterior esté en capacidad de asumir responsabilidades políticas que requiere toda promoción comercial, y, por otro lado, a la Cancillería se le va a mermar la posibilidad de colaborar en este esfuerzo. Pienso que hay que construir a partir de lo que ya se tiene…

¿Porqué durante su gestión no se creó un sistema que permitiera que la Cancillería no marchara por un lado y el Ministerio de Comercio Exterior por otro?
Eso lo quise hacer. Reuní algunos técnicos y alguna vez trabajamos algo con Mercedes Aráoz (cuando era ministra de Comercio Exterior). Pero por esas cosas que tiene la política se empiezan otros temas que son más urgentes o tienen mayor peso en la agenda, y por eso lo fui dejando. Hago un mea culpa, pudimos institucionalizar mejor el tema de las oficinas comerciales, ahora lo que se ha hecho no es mejor de lo que teníamos, simplemente ha dicho “ya no dependen del Ministerio de Relaciones Exteriores, dependen de mí”, o sea le quitan el apoyo político a las oficinas comerciales y creen que va a ser mejor.

¿Por qué la Cancillería pierde las oficinas comerciales?
Voy a hablar con convicción, porque he sido funcionario del Viceministerio de Comercio en el MEF, consejero comercial en España y diplomático, por lo tanto, estuve en los dos lados del mostrador. Las relaciones comerciales en el Estado no son fáciles, a veces muy tirantes. Cuando yo llegué a la Cancillería, con Mercedes Aráoz establecimos un modus operandi que hizo que la relación fuera muy fluida durante los cinco años del Gobierno anterior.
Ahora, en vez de dar un gran paso, lo único que se ha hecho es pasar todo a Cancillería y se resta sinergia de los ministerios de Relaciones y Comercio Exterior.

¿Cómo considera que se puede enmendar? Si queremos hacer las cosas bien, por qué no tenemos en el área de Comercio Exterior lo que tenemos para Turismo, algo parecido a una marca Perú.

¿Esa tarea debería ser conjunta de la Cancillería con el Ministerio de Comercio
Exterior?
Así es, si se tienen más 70 embajadas y 110 consulados, oiga, por qué no se puede aprovechar esa capacidad. Tiene que haber una especie de directorio de Mincetur, Promperú y la Cancillería para ver conjuntamente las políticas de promoción comercial. A mí me preocupa no solo el comercio, que cada día tiende a liberalizarse más, sino la cantidad de empresas peruanas que ahora están afuera y que cuando tengan problemas no se los podrá resolver un promotor comercial, y al final van a recurrir a la embajada o al Consulado.

¿Duda que la oficina comercial tenga peso en el exterior? No tendrá peso político, eso es lo que me preocupa.

¿Ya hay casos de problemas de empresas peruanas?
Concretamente sé de tres empresas peruanas que han estado en países vecinos y que empiezan a tener dificultades fundamentalmente políticas, y ahí se necesita que el embajador asuma la defensa de sus intereses. Entonces pueden haber a futuro conflictos de facultades entre el encargado de una oficina comercial con la embajada, y las firmas peruanas verse perjudicadas.

Pero ¿acaso la formación de diplomáticos no siempre está acorde con lo que exige actualmente la práctica del comercio internacional?
No, si un diplomático está bien formado, se le envía a un curso de uno o dos años y se le recicla.

Alianza del Pacífico
¿Cómo acelerar la implementación de los objetivos en que está encaminada la Alianza del Pacífico?
Tengo la impresión de que en un primer momento este Gobierno recelaba de la Alianza del Pacífico como si fuera excluyente a Unasur, pero este último no tiene ningún componente económico y comercial, es más político y es de integración física.
Y el ámbito más grande es la comunidad de Estados latinoamericanos (Celac). Pero finalmente la Alianza del Pacífico ya ha sido asumida por el Gobierno actual.

¿Qué pasos deben seguirse?
El primer paso a seguir es tener un cronograma de profundizar la integración entre los países miembros, como la liberalización de bienes y servicios y el tratamiento a los capitales. En segundo lugar, se tiene que decidir qué se va a hacer frente al
Pacífico.

Pero ya tenemos el APEC.
El foro del APEC tiene un problema de la moratoria para el ingreso de otros países, que se va prolongando, no tanto porque no se quiera que entre Colombia, que sería un buen candidato, sino por el tema de otros países del Asia.

En ese contexto, ¿cómo vislumbra la negociación del acuerdo Transpacífico?
Habría que explorar la posibilidad que tiene el Transpacífico, que es más profundo que el APEC.

Sin embargo, hay el temor que las propuesta de Estados Unidos en el acuerdo Transpacífico vayan más allá de las líneas rojas que pusieron Chile y Perú cuando negociaron su TLC con EE.UU., sobre todo en el tema de propiedad intelectual, las patentes e Internet. Creo que hasta donde se llegó en esos temas fue lo máximo. No creo que es posible avanzar más, nadie lo va a aceptar. Mi experiencia como negociador es que hay acuerdos que se logran con tanta dificultad que luego no se pueden cambiar porque costó trabajo conseguirlos.

Hasta el momento solo se habría cerrado una ronda en el tratado Transpacífico…
Eso va a ser lento, pero lo bueno del acuerdo Transpacífico es la búsqueda de un camino para lo que se llama una geometría variable de integración. Es decir, que Transpacífico permite que algunos países del APEC, que pueden ir más rápido en la integración, corten camino, es lo que los europeos llamarían una geometría variable.
Es así que hay acuerdos que se pueden hacer para unos países y no para todos, aunque queda la puerta abierta para que los otros países se sumen después, no es excluyente.

¿Cómo lograr que los países de este lado del Pacífico, como el Perú, tengan éxito para ingresar al mercado del Asia?
A eso me refiero cuando quisiera que haya una institución de promoción de comercio tan eficiente y creativa como lo hace Promperú con el turismo.
El tema no es qué productos tengo y cuáles puedo vender.
El tema es prepararse para aprovechar todas las oportunidades.

Hay mucha insistencia de cierto sector empresarial de negociar un TLC con la India, ¿considera que se debe hacer pronto un acuerdo con este país?
No, porque mientras China ha salvado al mundo de una crisis la India no puede hacer eso, aunque sí creo que es importante pero no indispensable.

¿Cuál es la prioridad?
La prioridad es trabajar en un TLC hacia adentro, para eso se necesita una gran organización al interior del Estado con autonomía.

HOJA DE VIDA
Edad: 64 años.
Trabajos: Delegado de Perú en la Comisión Económica y Consejo Económico Social de Naciones Unidas, jefe de la Oficina de Negociaciones Comerciales Internacionales, consejero comercial en España, director en la CAN y canciller del 2007 al 2011.

La clave es un “OMC plus”
Una preocupación de cierto sector empresarial es el tratamiento de temas como el dumping en los acuerdos bilaterales, por la aprensión que se tiene con países como China, según su experiencia, ¿cómo superar estos temores?
Creo que no hay nada más avanzado que un acuerdo bilateral. En primer lugar, ninguna ronda de la OMC puede ir más lejos de lo que hacen dos países en un acuerdo bilateral.
En segundo lugar, ningún acuerdo bilateral puede violar las normas de la OMC. Y en tercer lugar, lo que se puede tener en los acuerdos bilaterales es un “OMC plus”.

¿Qué significa?
Aquellas normas técnicas de subsidios, dumping, etc., de la OMC pueden ser más estrictas en los tratados de libre comercio bilaterales que los que fijan las reglas normalmente. Si se puede tener un “OMC plus” en cada acuerdo bilateral, y supongo que así están hechos muchos de ellos, creo que es cuestión de tener ese criterio con exigencias más altas en materia de todo lo que son normas técnicas, cooperación aduanera, dumping y subsidios.

¿Cómo ve el futuro de la Comunidad Andina?
Buena parte de las exportaciones no tradicionales van a los países vecinos, no solo por razones económicas sino también por razones políticas y de seguridad. La Comunidad Andina nació para ser un mercado común y es una zona de libre comercio de bienes fundamentalmente. El proyecto de la Comunidad Andina ya no va más, no será un mercado común, pero eso no significa que lo adquirido es un patrimonio que hay que tirarlo al tacho, hay que preservarlo. Hay que preservar también los acuerdos con los países del Mercosur para liberar el comercio.

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