Economía de mercado e inversión privada: ¿nada más?

Por: Redacción Gestion.pe

Carlos E. Paredes
DIRECTOR DE INTELFIN Y PROFESOR DE ECONOMÍA DE LA USMP.

1.Cuando uno mira nuestro récord reciente de crecimiento y las perspectivas a futuro, constata no solo que hemos sido la economía más dinámica de la región, sino que probablemente continuaremos liderando el crecimiento económico en América Latina. Las altas tasas de inversión que venimos registrando, sobre todo del sector privado, permiten prever que continuaremos creciendo rápida y sostenidamente. De hecho, nunca en nuestra historia hemos acumulado capital a la velocidad que lo venimos haciendo en la actualidad.

2. Ante esta feliz constatación, un observador externo podría imaginarse que esta situación refleja un excelente marco de política económica, la solidez de las instituciones, un experimentado y calificado servicio civil, la estabilidad y predictibilidad de nuestro marco normativo, el gran acervo de capital humano existente (evidenciando altos estándares en materia de nutrición, salud y educación), y/o la razonable distribución del ingreso con la consecuente paz social a lo largo del territorio nacional. Por lo tanto, el observador en cuestión seguramente concluiría que “en el Perú debe de existir un excelente clima de inversión”.

3. Menuda sería su sorpresa al llegar al país y empezar a constatar que los supuestos fundamentos detrás de la inversión privada y del crecimiento económico sencillamente no están allí. En efecto, a pesar de comprobar que el marco general de política macroeconómica es bastante razonable, nuestro visitante rápidamente se daría cuenta de la precariedad de nuestras instituciones, de la corrupción generalizada, de las múltiples deficiencias de nuestro servicio civil, de la alta inestabilidad y poca predictibilidad de muchas de nuestras regulaciones, de las enormes carencias de nuestros sistemas de educación y salud públicas, y de los problemas con la inequidad en la distribución del ingreso y crecientes conflictos sociales. Y, así, tal vez se preguntaría: “¿cómo, a pesar de todo esto, la inversión privada es tan elevada en el Perú? ¿Acaso es que justamente en esto consiste el ‘milagro peruano?”.

4. Tras reflexionar un buen rato, probablemente nuestro observador se plantearía con cierto asombro: “caramba, ¿qué es lo que sucedería con la economía del país y con el bienestar de los peruanos si es que sus instituciones fuesen más sólidas y menos corruptas, si el servicio civil fuese más calificado, si las reglas de juego fuesen más estables y predecibles, si el país invirtiese bien en su capital humano, y se preocupase por mejorar la distribución del ingreso?” Muy probablemente, el Perú sería el nuevo tigre o, mejor dicho, el nuevo puma latinoamericano. Y, al igual que los tigres asiáticos marcaron una época en la historia del desarrollo, Perú, Chile y, tal vez, Colombia, podrían convertirse en los ‘pumas andinos’ que marquen un nuevo hito de desarrollo de economías pequeñas y abiertas.

5. El crecimiento rápido y sostenido que hemos experimentado en los últimos diez años, a pesar de las enormes carencias que se constatan en nuestro sector público y, en general, en nuestras instituciones, muestra el enorme poder creativo de la interacción individual en el mercado, pero también refleja los bajísimos niveles de producción, de capital y de precios de activos de los cuales partíamos. Sostener altas tasas de crecimiento en el futuro requerirá no solo no interferir con el poder creativo de la iniciativa privada, sino apoyarla y complementarla con un sector público eficiente que realice las tareas que está llamado a hacer. En particular, existe un rol para la coordinación explícita de esfuerzos que permita tener reglas más estables y coherentes en el tiempo.

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