Creer para emprender: del ingenio a la innovación

Por: Redacción Gestion.pe

OPINIÓN
Carlos Escaffi Rubio
DOCENTE DE LA ESCUELA DE NEGOCIOS DE LA UNIVERSIDAD DE LIMA

Innovación, emprendimiento, star-up, terminología novedosa, entretenida y dinámica que se repite intensamente en las aulas universitarias. Definirla tomaría más que esta columna, por eso la resumo en “creer en los sueños de nuestra gente”. Creer es una difícil tarea cuando la confianza se percibe como un valor en extinción; entonces, el dilema de creer o no creer debemos analizarlo desde la óptica de la innovación, y apostar por hacer, aunque suene romántico.¿Dónde se gesta el emprendimiento? generalmente es producto de una necesidad, aunque también es consecuencia del incentivo. Puede ser que el término innovación se perciba como reticente y/o alejado de nuestra realidad, pero el innovador puede estar “a la vuelta de la esquina”.

El Perú ha cambiado diametralmente. Hoy, el grueso de la sociedad es optimista, no solo por la evolución positiva de la economía del país, sino por el desempeño de las empresas. Esta efervescencia ha traspasado todo nivel, desde los grandes grupos económicos hasta las pymes. Y no falta razón, pues el peruano de a pie y el ejecutivo se sienten orgullosos del revuelo y posicionamiento que ha causado, por ejemplo, la gastronomía y los atractivos turísticos.

Del ingenio a la Innovación
En el año 2000 conocí a don Abraham, un obstinado y eficaz multioficios. Cierta vez le pregunté si podía componer una aspiradora. Respondió que no, pero que sí podía “hacer una”. Incrédulo le pregunté cómo, y con una seguridad avasalladora espetó: “Voy a Paruro, compro el tubo de un modelo antiguo, rebobino el motorcito y listo, queda bien bacán”. Esta anécdota refleja una casta de ingeniosos hombres que con conocimientos profesionales o empíricos se adaptan a las circunstancias y encuentran soluciones inmediatas a necesidades imperiosas.

La tarea
Ahora, debemos convencer a la casta de mentes ingeniosas de que pueden crear. Pero no basta con emprender, pues se requiere de un marco institucional para que los emprendedores sientan que el Estado cree en ellos. Sueñe, hágalo, equivóquese, vuelva a hacerlo. ¡Ah!, y sea terco, ¡consígalo!

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