En campaña y sin convicciones democráticas

opinión: Enrique Castillo Paredes
periodista

Por: Redacción Gestion.pe

E s curiosa y muy interesada la posición del presidente de la República.

Se dice respetuoso de la democracia y de las instituciones, pero ataca a todos, está en permanente campaña electoral, con dinero público, y evita pronunciarse sobre el caso Venezuela.

Dice que preside el gobierno de la inclusión, pero se dedica a regalar dinero en diferentes formas, repartiendo pescado en lugar de enseñar a pescar.

Solo hay que escuchar a diario sus discursos para comprobar que habla un candidato y no un jefe de Estado. Sus duros ataques a sus adversarios políticos, su campaña pública en favor del nacionalismo, y sus panegíricos a Nadine Heredia, confirman que está en campaña con dinero del presupuesto público. Ahí se olvida del respeto a la democracia, a las instituciones, a las normas electorales y a la ética. Esas normas y las investigaciones son para los demás. Para él y su esposa todo vale y todo sirve.

Pero lo que más inquieta es que el presidente está mucho más preocupado y ocupado en continuar diariamente con su campaña, que en pronunciarse, atender y resolver las reales emergencias y los verdaderos problemas que vive el país. No le importan los huaicos, El Niño, los accidentes, las huelgas y bloqueos, la inseguridad ni la crisis política. Solo le interesa recorrer el país, sus mítines, anunciar que regalará más dinero, hablar bien del nacionalismo y ensalzar a su esposa.

Obviamente, no le importa si en Venezuela meten presos o matan a los opositores. Nunca se pronunció ¿por hipotecas? ni se pronunciará sobre ello. Por eso, no recibe ni recibirá a las esposas de los disidentes. Aunque Mario Vargas Llosa lo ataque. Para eso está Ana Jara, para que haga lo que él no quiere hacer, y para recibir los golpes. Las convicciones democráticas no se reparten en plazas públicas, por eso no le interesan. Él sigue con su campaña electoral.

¿Y la economía, el crecimiento?, ¡que importa! Mientras haya suficiente dinero en las arcas públicas para repartirlo hasta las elecciones; mientras él y su esposa puedan anunciar más becas, más pensiones, más tratamientos, lo demás no importa.

Siempre hay que atender con urgencia a las capas más pobres de nuestro país, a la pobreza extrema, de eso no cabe ninguna duda. Pero no se trata de ampliar cada vez más los beneficios y beneficiarios, para cubrir con asistencialismo a cada vez más gente. Eso es generar adictos a las dádivas del Gobierno y prisioneros del asistencialismo. Gente que tendrá su vida cubierta (desde Cuna Más, al nacer, hasta Pensión 65, en la tercera edad), y que no tendrá ningún incentivo para progresar, para desarrollarse. Populismo disfrazado de programas sociales y envuelto con falsos membretes de inclusión.

Al contrario, deberíamos buscar que cada vez menos peruanos usen esas “muletas”, y que más gente ingrese a la PEA para salir de la pobreza y vivir mejor. Pero no. ¡El Presidente está en campaña!… y con la nuestra.

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