¿Qué tanta información realmente necesitamos en nuestra empresa?
Contar con muchos datos, sin buscar nada específico, puede resultar “fashion”, pero menos eficiente. Esto puede afectar no solo el bienestar personal, sino también la toma de decisiones, innovación y productividad.
Por: Redacción Gestion.pe
César Antúnez de Mayolo
Profesor de Posgrado de la Universidad del Pacífico
Usted tiene algunos años como gerente de una unidad de negocio y requiere tomar decisiones para mejorar los resultados en su equipo y aprovechar nuevas oportunidades, como es el caso de incursiones en nuevos segmentos de mercado o mejoras en propuestas de valor.
Cuenta con información sociodemográfica, de geolocalización y comportamiento crediticio de sus clientes, estudios de mercado cuantitativos y cualitativos, datos de movimientos de sus vendedores, estudios sobre la competencia, análisis del entorno y de nueva legislación.
Así como, gracias a la tecnología disponible, varias posibilidades para conseguir más información de las interacciones que sus clientes actuales y potenciales tienen en Internet y redes sociales.
Además, a través del ERP de su empresa, su equipo siempre puede buscar cierta información relevante, la que conjuga con otra a través de hojas de cálculo.
Sin embargo, a veces sigue dejando algunas decisiones importantes en “stand by” para conseguir más información.
Los enfoques cambian: por ejemplo, usted estaba acostumbrado a que cuando se le presentaba un problema de negocio específico, buscaba una solución y le ofrecían probar con big data, herramienta que ofrece encontrar inferencias, causalidades y correlaciones en enormes cantidades de datos, sin estar buscando nada específico.
Entonces, ¿qué información será la vital para tomar decisiones del día a día?, ¿y para el caso de decisiones más importantes?
Se dice que la información contenida en la edición diaria de un periódico como el The New York Times equivale a la que un hombre en la Edad Media procesaba en toda su vida.
Sobrecarga de información
Por la gran cantidad de información producida en el mundo, el cerebro humano está permanentemente expuesto a una sobrecarga de datos, pero este solo puede procesar alrededor de 126 bits de datos por segundo.
Luego, como humanos, no podemos ir al ritmo de toda la data que nos invade.
En el 2016, la cantidad total de datos generados en el mundo fue de 18 zettabytes y se espera alcance los 44 zettabytes para el 2020, un zettabyte es equivalente a un trillón de gigabytes o un billón de terabytes, lo que representa una cifra de bytes con 24 ceros.
Efectos en nuestro trabajo
La sobrecarga de información a través de diversos medios hace que siempre podamos conocer más, buscando reducir la incertidumbre.
Sin embargo, como hay que analizarla y procesarla debidamente para sacar lo relevante para la toma de decisiones, ello demanda mucho tiempo y atención, ese proceso puede afectar no solo nuestro bienestar personal, sino también la de toma de decisiones, innovación y productividad.
Tras el escandaloso derrame de petróleo de la British Petroleum en el Golfo de México en el 2010, el director de la Guardia Costera de EE.UU., Thad Allen, estima que recibió entre 300 a 400 páginas de emails, textos, reportes y otros mensajes cada día en relación al incidente.
Según Allen, es muy probable que en caso hubiese recibido menos información, se hubiera dado el tiempo para analizarla con más cuidado, y podría haber alertado a los oficiales sobre cómo cortar el derrame mucho antes, reduciendo cuantiosas pérdidas.
La información “sin filtro”
El desarrollo de la tecnología pone respuestas inmediatas a cualquier duda que tengamos, pero estamos experimentando una falla en filtros adecuados.
Desde la invención de la imprenta en 1440, la gente que publicaba en nuevos métodos de comunicación venía controlando o filtrando el contenido que se producía o diseminaba.
Sin embargo, como Internet brinda a todos la posibilidad de publicar lo que sea a, prácticamente, costo cero, ha transformando la práctica de “filtra, luego publica” a “publica, luego filtra”. Luego, pensamos en la validez de la información que encontramos.