Piedras semipreciosas peruanas valen hasta cinco veces más en el extranjero
Suplemento Minera. La informalidad y la discontinuidad en el negocio minan su industrialización. En el 2012 se exportaron por US$ 1.8 millones. Pero sin una cadena productiva, el sector joyero local apenas las aprovecha. La “turquesa peruana” es la más demandada en el mundo.
Por: Redacción Gestion.pe
Manuela Zurita
En el Perú, la riqueza mineral todavía no brilla en todo su esplendor. Hay, al menos, dos mil de los tres mil minerales cristalizados clasificados en la Tierra, asegura Gerardo Bedón, presidente de Perú Minerals, empresa que exporta piedras semipreciosas a Hong Kong, Alemania y Estados Unidos. A este último país, envía el 60% de las 50 toneladas de su mercancía, valorizada en unos US$ 500 mil.
En el mundo, el negocio de las piedras semipreciosas mueve entre US$ 10 mil y US$ 12 mil millones anuales, según el Instituto Gemológico de América (GIA, por sus siglas en inglés). La cifra no incluye a los diamantes, que solos generan US$ 75 mil millones.
La mayoría de las piedras locales son extraídas por mineros artesanales, que producen sobre todo cobre. Se trata de un negocio alternativo. “Nadie se dedica exclusivamente a encontrarlas y venderlas”, afirma Manuel Reynoso, presidente de la Sociedad Nacional de Minería en Pequeña Escala (Sonamipe). Son adquiridas –explica– por artesanos o recolectores de piedras que se acercan al socavón y luego las traen a Lima.
“Es un negocio que nace de la informalidad y se formaliza cuando con los documentos de exportación”, agrega Bedón. Dicha inestabilidad en la oferta aumenta en épocas de buenos precios de los metales, ya que su extracción compite con la de las piedras.
“No las quieren sacar para abastecer a los joyeros, sino que las utilizan para acercarse al sulfuro de cobre. Ganan mucho más pulverizando la crisocola para refinar el cobre, por ejemplo, que vendiéndola a la joyería”, sostiene Rosa Lafosse, gerente general de Osla, empresa lapidadora y comercializadora de piedras semipreciosas que abastece a la fabricante y exportadora de joyas Packtos, que también administra. Osla le garantiza la continuidad y la formalidad en el abastecimiento, un problema que frena su industrialización y uso en joyería.
Embajadoras peruanas
Las piedras peruanas más demandadas en el mundo son la crisocola (conocida también como “turquesa peruana”) y los ópalos andino (azul) y rosado, según el GIA, Bedón y Carlos Ballinas, un empresario peruano de artesanías de piedras preciosas, que vive hace tres décadas en Orleans, Francia. Sus precios tanto en Europa como en Estados Unidos suelen ser entre tres y cinco veces superiores a los que se negocian en el Perú, cuando se venden en forma masiva. Es decir, por kilo (ver tabla).
Mientras en Perú la crisocola se vende a entre US$ 5 y US$ 35 por kilo, en el exterior varía entre US$ 10 y US$ 80, ejemplifica Bedón. El ópalo, de lejos la más cara de todas, se vende por gramo a US$ 10. Pero cuando el comprador accede a seleccionar las mejores piezas de un lote, puede pagar entre US$ 2,000 y US$ 5,000 por kilo, detalla Ballinas.
Según Lafosse, el precio de una piedra lo determina su color, veta, forma, corte, período de abastecimiento (si fue extraído en temporada de lluvia es más caro) y estado. El de las piezas es a simple vista incalculable. En el 2003, en Tucson, un peruano vendió una rodocrosita con plata nativa a US$ 120 mil. La había comprado en Perú a US$ 17 mil.
Hacia una cadena real
La joyería local todavía no complementa sus creaciones con piedras semipreciosas peruanas, reconoce Julio Pérez Alván, gerente de Arin, la mayor fabricante y exportadora de joyas en oro y plata en el Perú. De los US$ 40 millones que prevé exportar este año su compañía –estima–, el 1% correspondería a joyas con estas piedras.
Arin le compra a Osla y así quiebra la cadena de informalidad y la oferta discontinua. Sinergias así podrían contribuir a organizar el sector. También podrían impulsarse convenios con mineras, que permitan extraer las piedras antes de las explosiones con dinamita, para evitar que salgan rajadas y pierdan valor, dice la arqueóloga Ana Quijano, del Museo Andrés del Castillo, especializado en minerales.
Por su parte, Rosa Lafosse señala que las piedras más apetecidas se exportan: “Las llevan afuera, las procesan, les dan forma y a veces nos las vuelven a vender”. ¿Llegará el día de su industrialización en el país?
OTROSÍ DIGO
Poderosas. Sus ‘propiedades’ influyen en su compra. Según el terapeuta holístico Renzo Pastorelli, la crisocola equilibra la energía masculina y femenina, desbloquea la comunicación y alivia las afecciones respiratorias, y el ópalo andino azul cura la artritis y trabaja las estructuras fijas en las personas que necesitan ser flexibles.
LOS DATOS
Mercado. En el Perú solo hay piedras semipreciosas y no preciosas (diamante, rubí, zafiro y esmeralda). Según Comex, en el 2012, el país exportó US$ 1.8 millones en piedras semipreciosas y preciosas para joyería, 45% más que en el 2011. Los principales destinos fueron Hong Kong (38%), Tailandia (20%), Estados Unidos (9%) y China (6%).