Deuda de automotrices va hacia una debacle ante panorama sombrío

No es un secreto que los tomadores de préstamos para la compra de automóviles tienen dificultades para pagar la deuda y que algunas firmas están empezando a sufrir las consecuencias en Estados Unidos .

Por: Redacción Gestion.pe

(Bloomberg).- En los últimos meses, se han vuelto más negras las nubes que se ciernen sobre el mercado de US$ 1.2 billones de la deuda de automotrices estadounidenses.

La semana pasada el nerviosismo se apoderó de los inversores cuando Ally Financial anunció que sus ganancias crecerían menos de lo previsto debido a la caída del valor de los autos usados. Esto se sumó a la angustia que generó la decisión de Ford Motor Co en enero de eliminar US$ 300 millones del pronóstico de ganancias de su filial de servicios financieros.

No es un secreto que los tomadores de préstamos para la compra de automóviles tienen dificultades para pagar la deuda y que algunas firmas están empezando a sufrir las consecuencias. Las tasas de morosidad están alcanzando los niveles más altos desde la crisis financiera. Las pérdidas derivadas de los préstamos son más grandes de lo previsto.

Cada nueva ola de noticias peores de lo que se esperaba sobre compañías del sector automotor fue una sorpresa negativa para los mercados. Las acciones de Ally, por ejemplo, cayeron ante el pronóstico decepcionante de la semana pasada y provocaron descensos en los valores de las compañías relacionadas con los autos, de Hertz a Santander Consumer USA.

En lo que se refiere al futuro, todos los indicios apuntan a que este año y el que viene se producirá una aceleración de la caída de la solvencia de los préstamos para automotores. Los inversores deberían prever que habrá millones de dólares de pérdidas por créditos relacionados con los autos, una caída constante de los valores de reventa y grandes problemas para las grandes automotrices.

El problema se origina en parte en un fenómeno que puso de relieve mi colega de Gadfly Chris Bryant en diciembre: los consumidores están arrendando muchos más autos y camionetas que antes. Después de unos tres años, cuando vence el plazo del leasing, las concesionarias a menudo tratan de revender los vehículos devueltos. Como muchos de estos vehículos arrendados serán devueltos en los próximos meses, los valores de reventa van a caer.

Pero ese no es el único problema. Algunas firmas que dan financiamiento fueron mucho menos exigentes que en el pasado en cuanto a las condiciones de préstamo, lo que se traduce en más préstamos de alto riesgo y de muy alto riesgo. Alrededor de un tercio de los préstamos de riesgo para autos que se agrupan en bonos se consideran “de muy alto riesgo”, por encima del 5.1% de 2010, según una investigación de Morgan Stanley de la que informó Matt Scully, de Bloomberg News, en un artículo publicado esta semana.

Todo esto lleva a preguntarse por el grado de extensión de los perjuicios. Las administradoras de activos están expuestas a los créditos relacionados con los autos de múltiples maneras. Impulsaron una rápida expansión del mercado de bonos respaldados por deuda automotriz, que casi se duplicó a US$ 195,000 millones en circulación desde 2010.

Los analistas de Wells Fargo recomiendan que quienes inviertan en deuda automotriz estadounidense de alto riesgo “quiten algo de riesgo de la mesa”, pero en general están protegidos de las bajas, escribió Scully.

Los tomadores de préstamos para autos menos solventes muy probablemente sigan teniendo dificultades para pagar su deuda, aun cuando la economía estadounidense continúe con su trabajoso avance.

Fitch Ratings prevé que las pérdidas por préstamos de alto riesgo para autos que han sido titulizados aumentarán de 10.41% en diciembre a 12% para fin de 2017.

Si bien la mayoría de esas titulaciones hasta ahora tiene un buen desempeño, algunas emitidas por pequeñas empresas, como GO Financial y Skopos Financial, han mostrado signos de debilidad. Probablemente haya fusiones o incluso insolvencias entre algunas de las firmas de financiamiento menos consagradas.

Las firmas de inversión también han comprado miles de millones de dólares de bonos no garantizados de compañías relacionadas con el sector automotor, como las empresas de alquiler Hertz y Avis. Incluso los bonos de Ford han tenido un desempeño inferior al mercado debido a que los inversores comienzan a tomar en cuenta la caída de los valores de reventa de las flotas de autos que compran, como señaló esta semana Joel Levington de Bloomberg Intelligence en una investigación. Hertz, en particular, no ha logrado aplacar el nerviosismo de los inversores y sufrió las consecuencias con una caída tanto de los bonos como del precio de las acciones.

También está la pregunta de si la debilidad de los créditos de consumo en el mercado automotor pone en duda la idea general de que la economía estadounidense crece de manera sostenida. Los analistas de UBS Matthew Mish y Stephen Caprio la resumieron bien en un informe publicado el jueves cuando dijeron que esas pérdidas probablemente no se traduzcan en debacles inminentes pero que hay “evidencias de que el repunte del crecimiento podría ser más débil de lo previsto”.

El mercado automotor está sembrado de letreros. Casi todos apuntan a que más adelante el camino se vuelve traicionero.

Lisa Abramowicz
Esta columna no necesariamente refleja la opinión de Bloomberg LP y sus dueños