China y Bombardier juntos, la pesadilla de Boeing

Dadas todas las medidas enérgicas que ha adoptado China sobre la actividad de adquisiciones en el extranjero de empresas privadas en el último año, la materialización de acuerdos en general ha tenido un buen desempeño en 2017.

Por: Redacción Gestion.pe

Bloomberg.- Lo que no te mata, te hace más fuerte. Si hay algo de verdad en ese antiguo dicho, a Boeing debería preocuparle el resultado de su guerra con Bombardier.

El fabricante canadiense de trenes, aviones y sistemas de transporte está buscando inversionistas y podría considerar vender partes de su operación aeroespacial, informaron el lunes Eyk Henning, Manuel Baigorri y Frederic Tomesco de Bloomberg, citando fuentes al tanto del tema.

La firma podría vender sus unidades de aviones CRJ y Q400, y considerar una alianza con Airbus u otras compañías aeroespaciales, añadieron las fuentes.

Boeing no ha rehuido esta pelea. Sus reclamos de que la Serie C de Bombardier ha recibido subsidios injustos de los gobiernos de Canadá y Quebec dieron como resultado que el Departamento de Comercio de Estados Unidos aplicara aranceles de casi 300% a los aviones este mes.

Como ha escrito Chris Bryant de Gadfly, las quejas de Boeing, no importa cuán justificadas, huelen a hipocresía en una industria que se ha beneficiado de múltiples formas de generosidad estatal casi desde su inicio.

La prolongada guerra comercial ya ha generado el primer autogol: el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, se comprometió a no comprar aviones militares de Boeing a menos que desestime el caso.

Sin embargo, el mayor riesgo es que la disputa podría empujar a dos de los rivales emergentes del fabricante estadounidense de aviones a una asociación cada vez más profunda que los hará más fuertes.

Después de todo, la Serie C no es el único intento para enfrentar al duopolio Boeing-Airbus en aviones de pasillo único. Commercial Aircraft of China, o Comac, planea realizar pronto el tercer vuelo de prueba de su C919, un avión propio que competiría mano a mano con los aviones 737 y A320.

Las fortalezas y debilidades de las dos empresas son en gran parte complementarias. La Serie C tiene tecnología innovadora y todo tipo de certificaciones necesarias para vender en todo el mundo, pero las ventas han sido lentas.

El C919, por otro lado, tiene un mercado interno garantizado, pero emplea tecnología desactualizada y los antecedentes de Comac para obtener certificaciones es deprimente.

Es probable que sea demasiado tarde para juntar a los dos atribulados programas, pero hay muchas oportunidades para una colaboración más profunda. Hace seis años, las compañías suscribieron por primera vez un acuerdo que cubre áreas como abastecimiento conjunto para los aviones C919 y Serie C, y desde entonces han materializado otras alianzas en temas como ventas y marketing, capacitación y sistemas a bordo.

Casi un cuarto del mercado para la Serie C provendrá de China, dijo en 2014 el entonces titular aeroespacial de Bombardier, Guy Hachey, en una conferencia telefónica con inversionistas.

Una inyección directa de capital se ha planteado desde hace mucho tiempo en los medios de comunicación, aunque las empresas no han anunciado nada más que alianzas hasta la fecha.

Dadas todas las medidas enérgicas que ha adoptado China sobre la actividad de adquisiciones en el extranjero de empresas privadas en el último año, la materialización de acuerdos en general ha tenido un buen desempeño en 2017.

Los US$ 36,000 millones en ofertas internacionales presentadas por compañías chinas en julio hicieron que ese fuera el tercer mes más fuerte de la historia, después de octubre y febrero del año pasado.

Para la estatal Comac difícilmente sería una desviación de los objetivos nacionales de alto nivel hacer una inversión en una empresa aeroespacial occidental de alta calidad, en especial si hacerlo tiene el efecto de castigar la redoble apuesta de Estados Unidos a su propia variedad de política industrial.

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