China está dando nueva vida al corazón de la industria automotriz estadounidense

En los talleres, supervisores chinos de uniforme azul cielo con el logo de los nuevos dueños, Fuyao Glass, enseñan a los empleados estadounidenses a montar parabrisas.

Por: Redacción Gestion.pe

(Bloomberg) Durante seis años, la planta de General Motors que solía fabricar Chevy Trailblazers en Moraine, Ohio, estuvo abandonada, como un monumento oxidado a la decadencia de la industria automotriz estadounidense.

Hoy, la fábrica está nuevamente en marcha, impulsada por la recuperación del consumo en el país… pero ahora bajo dirección china. En el taller, supervisores chinos de uniforme azul cielo con el logo de los nuevos dueños, Fuyao Glass, enseñan a los empleados estadounidenses a montar los parabrisas.

Si se recorre la Ruta Interestatal 75, a través del corazón industrial de los Estados Unidos, se encontrarán numerosas firmas de propiedad china como Fuyao. Se están instalando en estados como Ohio y Michigan, campos de batalla clave en la elección de noviembre donde las industrias tradicionales han quedado vaciadas… En muchos casos, por el comercio. Con China.

Son esas pérdidas las que ocupan los titulares referidos a las elecciones. El candidato republicano Donald Trump critica a China por ser un socio comercial desleal y culpa a toda una clase de políticos estadounidenses – incluida su rival demócrata Hillary Clinton – por vender a los trabajadores estadounidenses a Pekín. Es un tipo de capitalismo que plantea de manera agresiva: “Estados Unidos primero”. Toda la carrera de Clinton indica que ella se siente más a gusto con la globalización, aunque últimamente también se inclina por fustigar a China y se muestra escéptica respecto del comercio.

Brazos abiertos
Pero lejos del sonido y la furia de la campaña nacional, los gobiernos estatales y municipales de ambos partidos han recibido con los brazos abiertos a las empresas chinas. Cuando Fuyao se hizo cargo de la planta de GM, recibió un crédito fiscal de US$ 9.7 millones del estado de Ohio, donde gobiernan los republicanos, que también venía acompañado de una subvención de US$ 1 millón para obras viales.

“Este es un ejemplo de cómo el capital internacional elige venir aquí, a Dayton, Ohio”, dijo el legislador republicano Michael Turner, quien representa a Moraine, situada 10 minutos de auto al sudeste de Dayton. “Y ese capital internacional da la casualidad que es chino”.

Y da la casualidad que hay gran cantidad en el país. Este año hubo US$ 75,000 millones de adquisiciones chinas en los Estados Unidos – más del doble que el récord anterior – que abarcan desde hoteles de lujo a fabricantes de papel de aluminio. Desde 2008, las compañías chinas invirtieron US$ 4,100 millones solo en Ohio y Michigan, según Rhodium Group, una firma de investigación.

Fuyao compró aproximadamente la mitad de la vieja planta de GM en 2014, con una inversión de US$ 450 millones para adquirirla y remodelarla. Para una compañía que comenzó como un pequeño productor de cubiertas para medidores de agua y actualmente es el segundo mayor proveedor de vidrios para autos del mundo, la adquisición coronó un esfuerzo de una década para entrar a los mercados estadounidenses.

Para la zona de Dayton, significó empleo: la ciudad, donde nacieron los hermanos Wright, se vio muy perjudicada por el cierre de la fábrica de GM dos días antes de la Navidad de 2008. Al año siguiente otra importante empresa local, NCR Corp., anunció que se mudaba a Atlanta después de ser pionera en cajas registradoras durante más de un siglo en Dayton.

¿Qué opinan los habitantes locales de los cambios? ¿Son una confirmación de la postura de Clinton de que las ruedas del capitalismo mundial giran más o menos como es debido? ¿O reivindican la oscura visión de Trump de un Estados Unidos en decadencia traicionado por sus dirigentes económicos?

Un poco de cada cosa, al parecer.
“Pues bien, 1,700 puestos de trabajo son 1,700 puestos de trabajo”, dijo Shawn Kane, de 28 años, chef que estaba de compras en la tienda de comestibles Kroger de Moraine el mes pasado. “Por lo menos, la fábrica ya no está vacía”.

Pero son puestos de trabajo que no suelen tener tan buen salario como el que antes tenía el empleo en una fábrica. Y probablemente tampoco haya tantos. Para que su producción en los EE.UU. sea viable, Fuyao usa más automatización que en China, dijo John Gauthier, presidente de Fuyao Glass America Inc. “A nuestros clientes todo lo que les importa es que el costo no aumente”, explicó.

El sueldo de un trabajador de línea de montaje en Fuyao parte de los US$ 12 la hora, lo que da un salario anual de unos US$ 25,000. Los trabajadores de GM de la vieja planta de Moraine ganaban por lo menos el doble y tenían extras como planes de jubilación de beneficios definidos, según funcionarios sindicales y ex empleados.

“Cuando no se tienen suficientes protecciones para los trabajadores estadounidenses, cuando la economía está globalizada, esto es lo que pasa”, dijo Chris Baker, representante de ventas de 40 años que vive cerca de Moraine. “Es la nueva normalidad. Es muy triste”.

Para los defensores del libre comercio como Jagdish Bhagwati, autor de “En defensa de la globalización”, el surgimiento de una nueva potencia económica es una realidad que hay que enfrentar –“China no va a desparecer en el mar”-, y la autarquía no es una opción.

“Si impedimos que venga China, como a muchos les gustaría, también nos privaríamos de los beneficios del comercio”, dijo Bhagwati, profesor de economía de la Universidad de Columbia. En cambio, los funcionarios deberían “ayudar a esa gente a pasar de los lugares donde se pierden empleos a aquellos donde se crean empleos”.

Algunos de los nuevos puestos de trabajo estarán en Moraine, si los planes de Fuyao funcionan. La compañía apunta a ser la planta de vidrios para autos más grande del mundo. Para eso, necesitará un plantel de 2,500 personas, más que las 1,700 que tiene ahora.