"Antes de la crisis las empresas no eran conscientes de su poder destructivo"
En el 2012, el valor de Apple era US$ 600 mil mlls., equivalente al PBI de los 85 países más pobres del mundo. Ante un escenario de esas magnitudes, las empresas no pueden trabajar “orientadas puramente a los objetivos”, pues ello genera distorsiones y es el principal factor de las grandes crisis, explicó Ben Schneider, presidente de Indra Perú. Aún falta desarrollar el “humanismo empresarial”.
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Por: Luis Fernando Alegría
Así como las empresas tienen el poder de generar bienestar social, también pueden sumir al mundo en una crisis de grandes proporciones. Este es un punto central del nuevo libro de Ben Schneider, titulado “Post Crisis”, en el que busca analizar el rol empresarial en la crisis y plantear nuevos desafíos y retos en la gerencia.
Schneider, también director del MBA en la Universidad del Pacífico, dijo que las empresas poseen un poder que trasciende al de los Estados.
“En el 2012, Apple se convirtió en la empresa más valiosa con un valor de mercado de US$ 600 mil millones, ligeramente por debajo del PBI de Suiza la economía 18 del mundo. En el año pasado, solamente Apple equivalía al PBI de los 85 países más pobres del mundo”, señaló.
Este poder, que bien encausado conlleva desarrollo, fue lo que engendró la crisis del año 2008. La distorsión del concepto social de la empresa las llevó a ser manejadas de un modo orientada puramente a objetivos, dejando de lado los compromisos de largo plazo.
Para el ejecutivo, la crisis ha dejado lecciones muy importantes en cuanto a manejo empresarial y gerencia. Consideró que hay cuatro aspectos importantes a considerar, empezando por respetar al consumidor, pues él tiene la decisión de marginar a las empresas.
“En segundo lugar, hay la obligación de los empresarios por reconocer que no se debe permitir que esto vuelva a pasar, porque la fragilidad del sistema es muy alta”, indicó.
“Tercero, el gobierno y las entidades de regulación tienen que hacer sus labores. Cuarto, las escuelas de negocios tienen algo que decir en este tema, pues los administradores de empresas tienen capacidad de hacer daño y es importante que la sociedad sepa y se interese en cómo son formados”, añadió.
Lo que falta en las empresas peruanas
Schneider destacó el desempeño que han venido teniendo las empresas peruanas, sin embargo esto no sería suficiente. Hay algunas bien comprometidas con responsabilidad social, desplegando esfuerzos en educación, salud y valor compartido, pero faltaría incorporar las lecciones que dejó la crisis.
Finalmente, el ejecutivo resaltó que falta un concepto que su libro proponer y rescata: El humanismo empresarial.
“El humanismo empresarial hasta hoy no es más que un buen ejercicio académico y no ha salido del aula, pero tengo la impresión de que después de la crisis y la enseñanza que nos deja, es casi una obligación”, afirmó.