Trabajar los fines de semana: ¿inevitable o muy dañino?
Muchos de nosotros trabajamos los fines de semana por una razón muy simple: Lo disfrutamos. Harvard Business Review analiza las consecuencias de este comportamiento.
Por: Redacción Gestion.pe
Si usted es como nosotros, a menudo tiene que trabajar los fines de semana y soportar críticas de personas (su cónyuge, un amigo, un colega) que piensan que hay algo “intrínsecamente malo” en pasar el sábado y/o domingo realizando actividades ligadas al trabajo, escriben Francesca Gino y Bradley Staats de Harvard Business Review.
¿Acaso tienen razón? Pensamos que puede haber algo de verdad en sus críticas. Y ya que somos científicos, hemos buscado datos empíricos que nos ayudarán a comprender este fenómeno, comentan los investigadores en su artículo It’s the Weekend! Why Are You Working?
Lo que hemos encontrado es que muchos de nosotros trabajamos los fines de semana por una razón muy simple: Lo disfrutamos. Y si bien esto puede parecer un logro de productividad, la investigación muestra que muchas veces nos excedemos y eso puede salir más caro de lo que pensamos. Vamos a profundizar un poco más en los datos.
Una de las razones por la que muchos de nosotros trabajamos durante los fines de semana es que nos sentimos bien de ser productivos. En un estudio reciente, uno de nosotros (Francesca) le pidió a un grupo de más de 500 trabajadores que piensen y describan una de estas cuatro experiencias: un momento cuando se sienten productivos, muy ocupados, improductivos, o desocupados en absoluto en el trabajo.
Cuando la gente escribió acerca de un momento cuando se sintieron productivos, dijeron sentirse en su mejor momento y felices con la vida –más que en cualquier otra condición. Al sentirse productiva, según estos datos, la gente cree que está haciendo algún tipo de diferencia en el mundo.
Pero la investigación también sugiere otra respuesta a la pregunta de por qué trabajamos cuando se supone que debemos estar descansando: Tendemos a renunciar al ocio por trabajar y ganar más allá de nuestras necesidades.
En una serie de estudios de laboratorio, Christopher K. Hsee de la Universidad de Chicago y sus colaboradores mostraron que esto era cierto incluso cuando eliminaron las posibles razones que los participantes podrían utilizar para ganar más de la cuenta, como la incertidumbre sobre el futuro y el deseo de dar dinero a otros.
En un estudio, los participantes recibieron un trozo de chocolate por escuchar un ruido penetrante un cierto número de veces. Ellos podían seguir escuchando el ruido y conseguir chocolate tanta veces como deseen en un plazo de cinco minutos, pero había un detalle: podían comer tanto como querían en los próximos cinco minutos, pero tenían que devolver todo el chocolate que no comían.
Los participantes fueron divididos en dos grupos: los que tenían ingresos altos y bajos. Los que tenían ingresos altos ganaban chocolate por escuchar el ruido un menor número de veces; las personas con bajos ingresos tenían que escuchar el ruido más veces para ganar un pedazo de chocolate. ¿Los resultados? Los que tenían altos ingresos, en promedio, ganaron casi tres veces más chocolate de lo que realmente podían comer dentro de los cinco minutos.
Además, los que tenían ingresos altos eligieron ganar más chocolate de lo que ellos consideraban que serían capaces de comer en los cinco minutos. En otras palabras, ellos se sometieron voluntariamente al dolor para ganar más chocolate de lo que creían que comerían y, como consecuencia, tenían que devolverlo.
No hubo diferencias en el número de veces que ambos grupos escucharon el fastidioso ruido; así que solo las personas con salarios altos terminaron ganando más de la cuenta.
Los menos asalariados consiguieron menos chocolate de lo que estimaban que podían consumir. ¿Qué sugieren estos resultados? Según los autores, la gente va a tratar de ganar tanto como les sea posible, sin importar sus actuales ingresos. Su deseo de ganar no se basa en cuánto quieren o necesitan, sino en la cantidad de trabajo que pueden realizar o soportar.
Usted puede estar pensando que para muchas personas, el trabajo no es doloroso. Sin duda, eso es cierto para nosotros (al menos la mayoría de días). Mientras que ames lo que haces, ¿cuál es el problema de trabajar en el fin de semana?
Analizando nuevamente la investigación en busca de una respuesta, encontramos que nuestros recursos cognitivos son un recurso escaso que se agota y tiene que ser recargado con tiempo. Los recursos cognitivos son importantes pues nos permiten controlar nuestros comportamientos, deseos y emociones.
Uno de nosotros (Brad) llevó a cabo una investigación en colaboración con Hengchen Dai y Katherine Milkman (ambos de la Escuela de Negocios de Wharton) y Dave Hoffman (de la Universidad de Carolina del Norte) para examinar los posibles inconvenientes de agotar nuestros recursos cognitivos por trabajar demasiado.
Usando tres años de datos de 4,157 cuidadores en 35 hospitales de Estados Unidos, el equipo encontró que las tasas de cumplimiento de lavado de manos se redujo en un promedio de 8.7% desde el principio hasta el final de un típico turno de 12 horas.
El descenso en el cumplimiento aumentó en los días cuando el trabajo de un cuidador era más intenso (por ejemplo, cuando él o ella veían más pacientes).
Así como el ejercicio repetido de los músculos conduce a la fatiga física, el uso repetido de recursos cognitivos produce una disminución en la capacidad de autorregulación de un individuo.
Un mayor tiempo libre entre sus turnos pareció restaurar los recursos ejecutivos de los trabajadores: Ellos siguieron el protocolo de lavado de manos con más cuidado después de descansos más largos.
Los trabajos exigentes tienen el potencial de dinamizar y motivar a los empleados, pero la presión que enfrentan los empleados puede hacer que se centren más en mantener el rendimiento en sus tareas primarias (por ejemplo, la evaluación del paciente, la distribución de medicamentos) y menos en otras tareas, en especial cuando están fatigados.
Para los cuidadores del hospital, el lavado de manos puede ser visto como una tarea de baja prioridad, lo que los lleva a alejarse de las pautas de higiene de manos en tanto transcurre la jornada laboral.
De hecho, el agotamiento de nuestros recursos cognitivos puede hacer que sea más difícil para nosotros seguir nuestra brújula moral. En una serie de estudios realizados por uno de nosotros (Francesca), cuando los recursos cognitivos de los participantes se habían agotado, eran más propensos a hacer trampa y comportarse deshonestamente en una variedad de tareas en comparación con los que estaban en una condición de control.
Nuestra pasión por nuestro trabajo y el placer que obtenemos de sentirnos productivos puede explicar por qué tan a menudo trabajamos en el fin de semana, pero aún así tenemos que estar seguros de hacer tiempo para recargarnos.
Tony Schwartz, CEO de Energy Project y autor del libro The Way We’re Working Isn’t Working, ofrece un buen consejo en este punto: aplicar una “intencionalidad feroz” a todo lo que hacemos puede beneficiar tanto a nuestro trabajo como vida personal. Cuando esté trabajando, asegúrese de estar trabajando realmente; y cuando se esté renovando, asegúrese de estar realmente renovándose.