Solo el 22% de millennials peruanos está satisfecho con el rumbo de su vida
INFOGRAFÍA. Según el reporte de GRM solo el 19% de este sector de la población se siente a gusto con el balance entre su trabajo y el resto de sus actividades.
Por: Diana Mujica Maguiña
¿Quiénes son? Han nacido entre 1980 y el 2000, tienen entre 15 y 35 años y representan el 35% de la población local. ¿Qué hacen? La mayoría estudia. ¿Cómo se sienten? Creen que al final del día logran lo que se proponen.
Estas son algunas respuestas que arroja el Estudio Perfil de los Millennials 2015, realizado por Global Research Marketing (GRM) en el Perú, entre jóvenes de 15 a 35 años que viven en Lima y provincias.
De acuerdo al documento, los millennials no están muy satisfechos con el rumbo que toma su vida: de hecho, solo el 22% lo está.
Al mismo tiempo, solo un 19% siente que tiene un balance satisfactorio entre su trabajo y su vida cotidiana.
“Aquí tenemos un factor crítico debido que representa una satisfacción baja, teniendo en cuenta que una de las características de esta generación es el ser creativos, buscan el perfecto balance entre el trabajo y su vida personal, disfrutan de un rápido aprendizaje y sentir a sus jefes cercanos a ellos, dice Giuliana Reyna, gerente general de GRM Perú.
En la mira
Según la ejecutiva, las empresas deben conocer mejor a esta generación, entender lo que los motiva y satisface. “Se les debe de brindar valores y políticas de excelencia como la captación de talentos, transmitirles la sensación de un trabajo emocionante”, añade.
Y es que no son fáciles de impresionar, pues obtienen mucha información del mundo online. No en vano un 71% utiliza las redes sociales como Facebook, Twitter y LinkedIn y un 46% las visita varias veces al día.
Aunque su satisfacción tiene indicadores negativos, lo cierto es que su lado positivo también se muestra: el 53% tienen la sensación de poder decidir con libertad como vivir su vida y el 48% cree que al final del día logra sus propósitos.
El número
75%
de mujeres usan las redes sociales, lo que las coloca por encima del uso masculino.