Le diré sus ‘verdades’ a mi jefe: ¿decisión sabia o error?
Si está harto del trato de su superior y decide poner fin a una situación insostenible diciéndole qué piensa, quizá el próximo feriado largo sea el momento oportuno para hacerlo.
Por: Redacción Gestion.pe
La primera gran imprudencia sería reducir esa conversación crucial y franca con su jefe a un simple desahogo que no tiene en cuenta el lugar y las formas. Y que inevitablemente le traerá consecuencias. Lo contrario a esto sería callarse, pero eso no tiene sentido si lo que desea es solucionar los problemas.
Atreverse a decir a quien manda lo que piensa realmente depende de uno mismo, pero también del jefe y de la compañía en la que trabaja . Hablar con sinceridad extrema tiene que ver con su capacidad para decir lo que piensa buscando la forma, la manera y el lugar.
Debe tener muy claro que la queja que emite debe ser concreta, porque el objetivo es lograr un cambio. Cuanto más concreta sea, más oportunidades tendrás de conseguirlo.
Mejorar
Si decide tener un arranque de sinceridad con su jefe y busca que sea eficiente y que no implique consecuencias negativas, debe basarlo en hechos, no en juicios o interpretaciones. Se trata de una conversación para lograr algo productivo, por lo que no está de más decirle cómo le hace sentir lo que critica; o dejarle muy claro lo que necesita. Y no olvide preguntar a su superior qué necesita, cómo se siente con usted y qué quiere que haga. Recuerde que escuchar las quejas, aprendiendo cuál es la experiencia de los empleados al trabajar en nuestro equipo y cuál es el impacto que tienen en las personas que trabajan en la organización, es sin duda un instrumento de mejora.
[ Lea también: Guía para conseguir la felicidad en el trabajo ]
Lo que nunca debe decir…
En todo caso, en cualquier arranque de sinceridad con su jefe, debe tener en cuenta algunas cosas que nunca debería saber:
Nunca debe decirle que está mal pagado, y mucho menos comparar su sueldo o el de otros compañeros con el suyo.
Asimismo, no conviene que le dé demasiados detalles sobre lo que hace en su tiempo libre. Debe ser cuidadoso con la información que tiene en Facebook o Twitter, sobre todo si se le ha ocurrido agregar a quien lo manda, porque puede vigilarlo en las redes sociales. Por supuesto, no lo critique o insulte a él o a la empresa en las redes.
Tampoco resulta sensato decirle a su jefe que está buscando trabajo. Si finalmente no se va de la empresa porque no consigue el empleo, agradecerá no haber dicho nada.
Si busca empleo desde su actual puesto, las consecuencias dependen de quién lo sepa. No es igual mantenerlo en secreto o que el superior esté al tanto de su búsqueda. Las implicaciones pueden ser distintas si, a pesar de no haberlo comunicado, su mando se entera.
En ese supuesto arranque de sinceridad no puedes cometer el error de venderse por encima de sus posibilidades: no diga lo que no es, porque decir la verdad lo llevará a ganarse la confianza y el respeto de quien lo manda, eso ayuda a construir una reputación sólida.
Una relación nefasta
Si el problema es la falta de sintonía y el conflicto es permanente con el jefe que no lo soporta (tú lo sabes y él también), la manera de reaccionar dependerá de cada situación y de los motivos. Estos pueden ser personales no le gusta cómo viste, su apariencia física o profesionales, que se refieren a que no cumple sus expectativas, que lo ve como una amenaza.
Puede hablar con su superior abiertamente, diseñando la conversación y tratando de buscar una mejora de la relación para solucionar los problemas. Incluso podría buscar un mediador dentro o fuera de la compañía.
Cada motivo requiere estrategias diferentes: puede fingir y escoger el camino de la falsedad. Aquí decide disimular y actuar, haciendo lo que a su superior le gusta.
Diario Expansión de España
Red Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)