Pagos de sobornos en el mundo suman casi un trillón de dólares y el Perú no escapa de ello
Según Orlando Ardito de la EPEI Perú, el mundo está muy marcado por los actos de corrupción, expresados a través de malas prácticas que se han vuelto una costumbre y donde los empresarios tienden a repetir: “yo lo hago porque el resto también lo hace”.
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Por: Redacción Gestion.pe
La corrupción está de moda en el mundo y en muchos casos tienen como protagonistas a las empresas privadas, las cuales ahora buscan alternativas para tratar de limpiar su imagen mediante la aplicación de diferentes medidas, tales como el ISO 37001 o los Códigos de Conducta Empresarial.
El problema de la corrupción es tan gran que no se puede imaginar el tamaño que representa, aunque Orlando Ardito, gerente general de la asociación gremial de Empresas de Productos Eléctricos Internacionales del Perú, o simplemente EPEI Perú, indicó que anualmente el pago de sobornos puede sumar cerca de un trillón de dólares, según cifras del Banco Mundial.
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Asimismo, los mecanismos de corrupción generan un costo anual entre 1.5 y 2 billones de dólares, lo que representa alrededor del 2% anual del PBI mundial, según estadísticas del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Otro estudio realizado por Transparencia Internacional en el 2016, señala que el 27% de empresarios perdió posibilidades de negocios debido a los sobornos por parte de sus competidores.
“El Perú también es afectado y según cifras de la Contraloría General de la República tenemos S/ 12,600 millones que se están invirtiendo en temas relacionados a la corrupción y sobornos”, puntualizó.
En ese sentido, Indicó que una alternativa para lucha contra ello es impulsar los Códigos de Conducta en las empresas, que son un conjunto de buenas prácticas, procedimientos, lenguajes y actitudes, que debe tener toda empresa para transmitir a sus empleados el modelo de comportamiento diario a seguir.
“Este mecanismo nos ayuda a saber cómo reaccionar ante diferentes situaciones y no solamente una política desarrollada hacia el interior de la empresa sino también trasladada hacia toda su cadena de valor, es decir clientes, proveedores, empleados, directivos”, dijo.
Puntualizó que el mundo actual está muy marcado por los actos de corrupción, expresados a través de malas prácticas que se han vuelto una costumbre y donde los empresarios tienden a repetir: “yo lo hago porque el resto también lo hace”.
“Los Códigos de Conducta Empresarial y las buenas prácticas de gobierno corporativo nos invitan a que todas las empresas podamos desarrollar este conjunto de prácticas que nos permitan desarrollar conductas éticas”, puntualizó.
Ardito señaló que el desarrollo de buenas prácticas y códigos de conductas empresariales ayudan a generar hábitos dentro de los empleados para que se vuelvan conductas importantes en la vida diaria de las empresas, de una manera proactiva y ética.
Sin embargo, ¿cómo evitar que estas normas se vuelvan en ‘letra muerta’?, pues Ardito mencionó que si bien las prácticas éticas no son iguales para todas las empresas, existen algunas que son prácticas comunes como la atención al cliente, los trabajos con el Estado, las licitaciones públicas, entre otros.
“Definitivamente, el tema de las sanciones fueron las primeras prácticas éticas pero lo que se ha ido demostrando en el tiempo es que el convencimiento y la concordancia entre lo que se dice y lo que se hace, se logran mayores beneficios. Uno no debe pretender que el empleado actúe de una manera impositiva sino que se convenza de lo que dice y lo que tiene que hacer”, anotó.