Piero Ghezzi: “Las mesas, los CITE e innovación son los productos más potentes de la diversificación”
Ministro de la Producción resalta la importancia de apuntalar la productividad en sectores con potencial para ser motores. Descarta, además, que se trate de “escoger ganadores” sino de priorizar secuencialmente.
Por: Julio lira segura jlira@diariogestion.com.pe
Entrevista Piero Ghezzi Solís, ministro de la Producción
Hace casi dos años, el Perú inició el camino de la diversificación productiva con Piero Ghezzi a la cabeza. A pesar de las críticas y cuestionamientos, el artífice detrás de una nueva metodología de hacer políticas pú- blicas en el país ha logrado conseguir poner en agenda este tema fundamental. En una extensa entrevista, contó los avances y detalles del plan que busca lograr, como dijo el recientemente electo presidente Pedro Pablo Kuczynski, que dejemos de ‘exportar piedras’.
El Plan de Diversificación Productiva tiene seis líneas de acción. ¿Cuáles diría que son las más importantes?
Yo creo que son tres cosas grandes: Las mesas, los CITE (Centros de Innovación y Transferencia Tecnológica) e innovación. Esos son los productos más potentes de la diversificación productiva.
¿Qué es lo más resaltante de estos puntos?
Yo diría que los dos primeros tienen una característica especial: comenzamos de casi nada. Las mesas empezaron de cero. Había CITE, pero la creación de la red de CITE no responde a un modelo existente. La red de CITE está diseñada para el Perú, no hay ningún plano previo ni nada. Así como las mesas, no hemos copiado nada y eso es un cambio más radical.
¿El gran objetivo de las mesas es el destrabe de normatividad?
La mesa no es solamente de destrabe. Eso es fundamental, pero no es solamente de eso. La mesa también es una manera de que el Estado entienda al sector privado para tomar una decisión óptima de provisión de bienes públicos.
Es ver qué requieren los sectores para que la actividad funcione. Hay temas muy claros como gestión, normativos; pero también hay otros como mejor infraestructura.
¿Y esto se traduce en más productividad?
Lo fundamental es que en las mesas tratamos de hacer medidas que mejoren a productividad del sector. Eso es lo que diferencia esta política industrial moderna de las políticas anteriores que, para compensar sectores ineficientes, daba normas preferentes, aranceles prohibitivos, etc., y terminaba generando distorsiones para compensar sectores ineficientes.
¿Dónde se ven sus principales logros?
Creo que, si uno ve los logros de cada mesa, están muy sesgados a dos áreas: gestión y normatividad, o sea malas regulaciones, reglamentos, leyes, etc.; y su gestión: superposición de funciones, carga administrativa, etc.
¿Por qué en esas dos áreas?
Son dos razones. Uno, porque ha habido tal ineficiencia en la generación de normas en el Perú en los últimos años, incluso hasta mayo del 2014 en que se empezó a revertir. Es normal que donde el zapato apriete más al sector privado sea en este tema.
Segundo, porque cuando uno se acerca hacia el final de un Gobierno es más natural que se prioricen cosas de más rápido efecto.
¿El enfoque microeconómico es más importante que el macro?
Uno requiere un montón de medidas aparentemente no glamorosas, pequeñas, pero que tienen un impacto mucho más potente para los sectores que pensar en una gran medida. La suma de cientos de cosas “pequeñas” puede ser más importante que una gran cosa. Hay que resolver los problemas del sector productivo a ese nivel.
¿Qué retos a futuro hay para las mesas?
Hay dos áreas en las que las mesas deberían tener un impacto más importante. En ciertas mesas se ha dado, en mayor o menor medida, en temas de infraestructura y de innovación. A futuro, la mesa debería ser una herramienta para dar información al Estado para dar bienes públicos, más allá de normatividad y gestión.
Alinear al Estado y entender mejor al sector privado. Es un insumo para que el Estado asigne su presupuesto de mejor manera, tome decisiones bastante mejor informadas.
Hay varias críticas en torno a qué sectores se benefician con las mesas, y se dice que el Estado está escogiendo ganadores…
La crítica de escoger ganadores no es una crítica válida, y no solo de las mesas, sino en general. Si tuvieras un Esta do que funciona a la perfección seguramente no necesitarías mesas, pero eso no pasa ahora. El Estado funciona bastante mal y esa es la razón por la que necesitas mesas.
¿Cómo determinan en qué sector se crean mesas?
Primero, debe haber cierto consenso de que haya un potencial y un sector privado que esté dispuesto a participar de manera continua, que se compre el pleito.
Entonces, las mesas las veo como una priorización secuencial: comienzo por cierto sector donde es más claro que hay demanda y, en la medida en que va graduándose, vas viendo otros sectores. La otra es decir “no hago nada por nadie para no priorizar”. Es priorizar, más que selección.
¿Ver si un sector es competitivo es un resultado expost entonces?
Si el Estado hace su chamba y un sector termina siendo no competitivo, significa que hay variables ya más internacionales de competitividad que son las que determinan el resultado. Pero si el Estado no está haciendo bien su chamba, no sabemos bien qué sectores pueden ser competitivos. Una vez que el Estado destraba y apoya es que puedes ver si realmente el sector es competitivo.
En cuanto a los CITE, ¿cómo espera que se desarrolle la idea a futuro?
Ahí es donde la incertidumbre es mayor para mí. Por un lado tenemos un modelo bien pensado, bien diseñado, hemos fortalecido el ITP, hemos contratado buenos directores, ejecutivos para los CITE, construyendo infraestructura, equipando.
Los CITE van a quedarse. Vamos a tener 30 CITE públicos y 12 o 15 privados. Esos no se van a ir. Las mesas pueden irse mañana, pero no va a ser un recordaris diario. Los CITE quedan ahí.
¿Qué cambios puntuales se han introducido?
Lo que ha cambiado es un tema de escala. Estamos pasando de tres a 30, más los privados. Es un salto cuantitativo y cualitativo también. Estamos exigiéndole más a los CITE. Queremos que hagan más I D. Estamos acercándonos a la academia para que los estudiantes que terminen practiquen en los CITE. Se está formando una red de CITE, es decir, el que haya más de uno para un sector permite el intercambio de información y conocimientos.
*¿Cómo van a evaluar el desempeño de los CITE?
Para el seguimiento y monitoreo estamos haciendo dos cosas. Primero una serie de Key Performance Indicators. Es para con trarrestar algo que en el Perú pasa con frecuencia: mucha cháchara y pocos números.
Vemos los rubros de ingresos de un CITE y, entre ellos, vemos cuáles importan mucho y cuáles no importan porque no son su core business. Entonces, veo los ingresos y los ingresos ajustados.
¿De qué manera?
Los rubros que no importan se multiplican por cero. Lo que no quiero es que venga alguien a un CITE con su madera y les haga el corte. Quiero que hagan transferencia tecnológica. Si tienen ingresos por I D, se multiplica por tres. El ingreso ajustado permite ver cuánto ingresa por cumplir tus objetivos. Aparte vamos a hacer una encuesta anual para ver las áreas que no se miden por los ingresos.
Para innovación, se creó la ley de I D i. ¿Cómo va hasta la fecha?
Queremos que vaya ganando tracción en su uso. Esta es una ley, de alguna manera, para las empresas medianas y grandes, que son las que hacen la mayor parte de la innovación. Los fondos concursables no llegaban a ellas. Ahorita hay 10 o 12 proyectos siendo evaluados por Concytec, pero para que esta ley haga efecto tiene que agarrar relevancia macroeconómica. Estoy cómodo con que es una ley y un reglamento bien pensados, bien hechos.
En todos estos avances, ¿ha sido necesario cambiar leyes enteras?
Creo que mucha gente, cuando viene a pedirte algo, dice “hay que cambiar la ley”. La verdad es que casi nunca hay que cambiar la ley. Las leyes, en general, son bastante flexibles como para permitir normas de nivel menor. Muchas veces el problema está en el reglamento, una norma de menor nivel o hasta en un formulario. Hay que saber en qué momento hay que meterse y hacer los ajustes.