Los mercados dan señales de vida mientras los consumidores se retienen
Las alzas fueron más visibles en sectores más volátiles, particularmente en el sector bancario, de biotecnología y de tecnología.
Por: Redacción Gestion.pe
Se recuperan las acciones a medida que se calma la economía mundial
La semana pasada, subieron las acciones, los bonos y el dólar estadounidense, aunque por motivos diferentes. El índice Nasdaq Composite, compuesto mayoritariamente por empresas tecnológicas, lideró el grupo con un aumento del 4,24% y cerró la semana en 5.210, mientras que el índice Dow Jones Industrial Average aumentó un 1,83% hasta alcanzar 18.086 y el índice S&P 500 creció un 2,41% hasta cerrar en 2.126. Mientras tanto, el rendimiento de las letras del Tesoro a 10 años bajó del 2,41% al 2,34%, a la vez que aumentó el precio.
Las acciones se recuperaron después del progreso en Grecia, la estabilización del mercado chino y la obtención de sólidas ganancias empresariales en los EE.UU. Sin embargo, el aumento de los bonos se debió, principalmente, a una nueva semana de cifras económicas heterogéneas. A su vez, los datos reflejan una contradicción fundamental para el 2015: si la economía de los EE. UU. da señales de vida, ¿por qué los consumidores estadounidenses no gastan?
Los datos heterogéneos demuestran que los consumidores están indecisos
La semana pasada, regresó a los mercados la preferencia por el riesgo, pues los inversionistas experimentaron cierto alivio por el hecho de que el parlamento griego eliminó el obstáculo a corto plazo de aprobar una serie de medidas de austeridad y reforma. Esto permitió al Banco Central Europeo (BCE) aumentar moderadamente la ayuda a los bancos griegos. También se tranquilizaron los eventos en China, al menos de forma temporal, ya que el mercado bursátil se encuentra en proceso de estabilización. Por último, también se registró un aumento favorable de ganancias en las acciones de varias compañías importantes, en especial JP Morgan y Google. Las alzas fueron más visibles en sectores más volátiles, particularmente en el sector bancario, de biotecnología y de tecnología. Las acciones de oro y petróleo estuvieron significativamente rezagadas, ya que ambos sectores mostraron dificultades porque el dólar alcanzó el nivel más alto desde abril.
También aumentaron las letras del Tesoro, pero por motivos diferentes. El testimonio que presentó Janet Yellen, la presidenta de la Reserva Federal, ante el Congreso constituyó una evaluación bastante optimista de la economía y dejó la puerta abierta para un aumento de las tasas en septiembre, pero los inversionistas siguen tratando de asimilar las consecuencias de los datos económicos heterogéneos.
Las cifras del sector inmobiliario fueron sólidas, pero la actividad de los consumidores permaneció débil una vez más. La última prueba fue el informe de ventas minoristas de junio. Las cifras de ventas negativas correspondientes a junio estuvieron muy por debajo de las expectativas; además, los informes de los meses previos se revisaron a la baja. A pesar de la mejora continua en el mercado laboral y la disminución del precio de la gasolina, los consumidores no responden con gastos mayores. A un 1,4% año tras año, el crecimiento ajustado de las ventas minoristas se encuentra cerca de su nivel más bajo desde el 2009.
¿Por qué se produjo la caída en los gastos?
¿Por qué los consumidores estadounidenses se han mostrado renuentes a gastar? El primer motivo, y el más evidente, es que los salarios más altos son el factor individual de mayor impulso para el crecimiento del consumo, pero las señales de mejora salarial siguen siendo ambiguas. Aunque comience a acelerarse el crecimiento salarial, es improbable que los consumidores vuelvan a sus antiguos hábitos de gasto en un futuro cercano. El motivo: el desenfreno de la deuda de varias décadas, que respaldó el consumo doméstico antes de la crisis financiera, ha llegado a su fin.
Entre los años 1945 y 2007, la deuda doméstica creció a una tasa anualizada promedio de más del 9%, que es mucho mayor que el crecimiento de los ingresos nominales. Esta tendencia, que eventualmente se vio frenada bruscamente en el 2007, representaba un impulso enorme para el gasto doméstico. Históricamente, el consumo doméstico ha aumentado aproximadamente en un 0,2% por cada punto porcentual de aumento de la deuda doméstica.
Desde el fin de la recesión, la deuda doméstica ha crecido a un ritmo mucho menor, de menos del 1% anualizado. En el futuro, no queda claro si las familias que llevan mucho tiempo endeudadas y aún lo están (porque, aunque se haya desacelerado la obtención de préstamos, los niveles de deuda permanecen muy por encima del promedio a largo plazo) pueden obtener préstamos a la misma tasa que lo hacían antes de la crisis. En otras palabras, aun cuando repunten los salarios, los consumidores no contarán con el impulso del consumo basado en el endeudamiento.
Un mayor consumo impulsa el crecimiento económico, por lo que existen varias consecuencias para los mercados si los consumidores gastan menos. Entre ellas, se pueden mencionar un crecimiento más moderado, tasas de interés bajas por mucho tiempo y un sector doméstico que representa un porcentaje relativamente menor de la economía que en el punto más alto del 2007. Para las personas que invierten en acciones, esto significa ser selectivo a la hora de comprar acciones de bienes del consumidor, dado que los comerciantes minoristas se enfrentan a mayores complicaciones respecto de las cuotas de mercado y del gasto del consumidor. También obliga a buscar en otras partes del mercado, como en acciones del sector de tecnología, que dependan menos de las tendencias de consumo doméstico.
*Por Russ Koesterich *
Estratega Principal de Inversiones Globales para iShares de BlackRock