Karen Weinberger: Una empresa de alto impacto económico no necesariamente tiene que ser exportadora
Al identificar estas iniciativas, el Gobierno tampoco debe condicionarlas solo al nivel de ventas. Y es importante reconer que algunas tienen un alto impacto social. “Se debe buscar ese equilibrio e incluir lo ambiental”, dijo la directora del Centro de Emprendimiento de la UP.
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Por: Richard Manrique Torres
El Gobierno a través del Ministerio de la Producción busca entregar un capital semilla para aquellos emprendimientos que estén camino a convertirse en empresas de alto impacto económico. La tarea de identificarlos pasa por definir las característias de este tipo de iniciativas. Sobre este tema, Gestion.pe conversó con Karen Weinberger, la directora del Centro de Emprendimiento e Innovación de la Universidad del Pacífico (Emprende UP).
¿Cómo definir un emprendimiento de alto impacto económico?
En algún momento, el Estado y algunas organizaciones hablaban que son aquellas que pueden vender en el primer año más de 100 mil dólares. Pero, por ejemplo, no hablaban del número de empleos que puedan generar. Si nosotros deberíamos pensar en cómo definir una empresa de alto impacto, ésta debería tener dos condiciones: 1) lograr un rápido crecimiento y, por lo tanto, un volumen de ventas; y 2), por otro lado, tener la capacidad de contratar gente.
¿Poner un requisito de ventas es muy superficial?
No es lo mismo generar 100 mil dólares de venta en un negocio en Internet que en un concesionario de autos, por ejemplo. El poner estos montos es complicado. Yo podría juntar a tres personas, hacer consultoría y facturar 100 mil dólares, pero esa no es realmente una empresa de alto impacto en términos de generación de empleo. Dirán que dependiendo del proyecto, se contratará más o menos gente. Pero igual todos son consultores. No digo que esté mal, sino que no es necesariamente este tipo de empresa.
¿Deben ser empresas exportadoras?
Muchas personas hablan que una organización de alto impacto es aquella que rápidamente o de frente va al mercado internacional. Para mí, es muy difícil medir una empresa en función a ello. Claro, todo mundo te dice ‘el mercado internacional es el mundo’. Sí, claro, pero tienes competencias a nivel mundial también. Es mucho más profundo que simplemente poner esa condición. Hay empresarios que se sienten muy cómodos en el mercado local y tienen todas las oportunidades de crecer.
Ya no necesariamente se dan grandes industrias como antaño. ¿En qué sectores hay potencial para los nuevos empresarios?
Hoy en día se habla mucho de los negocios online, que dicen que son de alto impacto y de rápido crecimiento. Ahora, ¿cuántas personas emplean estas empresas? No necesariamente es el tipo de industria que más gente emplea. Pero sí puede generar mucha comunicación. Por ejemplo, un portal que vincula a los usuarios con productores de ropa. No es que directamente vas a generar empleo; son empleos indirectos.
¿Qué otro aspecto fuera de lo económico es clave?
Una empresa también puede tener un alto impacto en lo social. Si tú estás trabajando con un comedor popular, por ejemplo, y logras todo este tema de los negocios inclusivos. Y desarrollas un producto o servicio para personas de menores ingresos económicos, de pronto no te harás millonario, pero tienes un alto impacto, no económico, pero puede ser social.
Es buscar un equilibrio…
Por ejemplo, las instituciones financieras que más venden o son las primeras en el mercado probablemente tienen más rentabilidad, una buena brecha entre lo que cobran y lo que pagan. Y hay otras que tienen un gran mercado y la rentabilidad es chiquita. Pero desde el punto de vista social, los que están en la cola pueden tener un impacto mucho más importante. Hay que combinar este equilibrio entre el impacto económico y social. Y también el ambiental, porque nuestro país nos ha demostrado que tú no puedes hacer lo que quieres. Tener un gran ingreso económico con cualquier tipo de impacto social y ambiental.