Este penthouse neoyorquino de US$ 29 millones está escondido en el cielo

FOTOGALERÍA. En el 2011, el arquitecto Barry Rice fue contratado para diseñar un edificio nuevo en el número 40 de la calle 72 Este, a una cuadra y media del Central Park de Nueva York. Había un detalle: iba a reemplazar a un edificio histórico, cuya fachada de ladrillos de 1928 tenía que conservarse. Esa condición fue clave para habilitar un penthouse de tres pisos arriba del edificio. Aquí el resultado y las razones de su precio. (Texto: Bloomberg)

“Demolimos el edificio detrás de la fachada, pero mantuvimos el frente”, dijo Rice, cuya firma con sede en Nueva York hizo una conversión similar en Brooklyn Heights dos años antes. Pero lo interesante es que conservar la fachada implica limitaciones en lo que uno puede hacer”.
Las ventanas tenían que coincidir con el plano existente, por ejemplo: las alturas de los cielorrasos fueron determinadas por el diseño de 1928 y, aunque el contratista, Axia Realty, fue autorizado a construir por encima de la estructura vigente, la línea de visión desde la calle debía permanecer igual. Esto se logró fácilmente, al disponer los pisos que se agregaron alejados de la calle, de manera que los transeúntes mirarían hacia arriba y no verían nada excepto ladrillos y luego cielo.
Rice, quien se asoció con el arquitecto Jacques Grange, diseñador de las terminaciones interiores del edificio, decidió aprovechar la limitación obligatoria construyendo un penthouse de tres pisos arriba del edificio existente y luego usó el espacio libre que quedaba, como una gran terraza de recepción. El departamento de 14 ambientes, hoy terminado y publicado por Nikki Field, Patricia Wheatley y Nicole Kotovos de Sotheby’s International Realty, está por salir al mercado por US$ 29 millones.
El apartamento tiene más de 6,000 pies cuadrados (más de 550 metros cuadrados) de espacio interior y más de 1,200 pies cuadrados (más de 110 metros cuadrados) de terrazas y balcones. Cuenta con cuatro dormitorios, incluyendo una suite principal que ocupa todo un piso, y comprende dos estudios y una sala de estar. Posee un total de cinco baños y medio.
El piso inferior es todo de recepción. El ascensor se abre a un enorme vestíbulo que da a la terraza. Este piso también cuenta con un comedor formal, una enorme biblioteca, una cocina independiente y dos balcones con orientación sur.
La suite principal está ubicada en el piso del medio, dijo Rice, porque “suponiendo que uno recibe visitas, un argumento a favor es que uno quiere que los cuartos de los niños estén lo más lejos posible del ruido”.
El argumento contrario, que Rice tuvo en consideración, es que los cuartos de los niños deberían estar más cerca de la cocina, pero lo compensó ubicando la habitación para una niñera o empleada doméstica en el piso de los niños, garantizando así que alguien podría llevarles snacks tarde por la noche.
Junto con los cuartos de los niños, el piso superior incluye una terraza que mira al sur.
El edificio, dijo Rice, fue un acto de amor. “Es probablemente el proyecto más largo que haya encarado en la ciudad”, dijo, citando la difícil demolición contemplada en el proyecto (“no podemos simplemente tirarlo abajo, hay que desmontarlo pieza por pieza”) y un proceso igualmente prolongado de aprobación del Comité de Monumentos Históricos.
El proceso, aunque arduo y sujeto a múltiples revisiones (“el mercado cambió con el tiempo y lo que uno podría pensar que es un arreglo adecuado para apartamentos en 2011 podría haberse modificado”, dijo), dio como resultado un departamento con inusual cantidad de espacio exterior, luz del norte y del sur, y una sensación de intimidad e historia. “Fue como un rompecabezas, y terminó siendo algo único”.

Por: Redacción Gestion.pe