“Elevar el encaje no es una solución para evitar la caída del dólar”
Juan José Marthans, catedrático del PAD, asegura que tampoco lo son otras medidas que se están tomando. Para el economista, El BCR tiene que unir esfuerzos con los bancos centrales de otros países.
Por: Redacción Gestion.pe
Luis Hidalgo Suárez
lhidalgos@diariogestion.com.pe
¿Qué tal relevante es la crisis financiera internacional dentro del proceso de toma de decisiones del empresario peruano?
El Perú solo representa el 0.2% de la producción global y más del 40% de su PBI está asociado al comercio exterior. En esas condiciones, para entender las posibilidades de crecimiento futuro del Perú y gran parte de otras variables en materia económica, tenemos que aceptar que el desenvolvimiento y posible impacto de la crisis internacional vigente es clave.
Se dice que ya estamos saliendo de la crisis financiera internacional. ¿Cómo ve el panorama?
Esta crisis es muy compleja, aún no ha terminado y uno de sus rasgos es el tremendo sobreapalancamiento. Hoy la deuda total norteamericana se estima en casi 400% de su PBI, nunca fue tan alta. En gran parte de Europa también deciden ampliar sus demandas, y lo que tenemos es que Irlanda, Bélgica, España, Francia y Portugal mantienen un rango de deuda total entre 250% y 350% de sus respectivos PBI. Japón y Reino Unido superan las cifras de Estados Unidos.
Pero las cifras norteamericanas ya mostrarían signos vitales en recuperación…
Los problemas de sobreapalancamiento generalizado solo se resuelven aplicando políticas que eliminen ese desbalance, y eso toma bastante tiempo. Estados Unidos, Europa y Japón recién estarían en la etapa inicial del progresivo ajuste de sus excesos, aunque con poca claridad y decisión aún. En esas condiciones el primer reto del empresario peruano es planificar su actividad sobre la base de un mundo con escaso dinamismo productivo hacia el mediano plazo.
El panorama externo, entonces, es poco alentador…
Fíjese, las grandes crisis también generan grandes oportunidades. La clave es saber identificarlas. Estados Unidos, Europa y Japón han perdido participación en el mundo, en términos de producción, exportaciones y recepción de la inversión directa extranjera. En contraste, el sudeste asiático, Latinoamérica y parte de África están ganando participación. Allí hay un reto y oportunidad para los exportadores peruanos. Más que el crecimiento del mercado mundial, debemos ver cómo se recompone ese mercado para sacarle provecho.
¿Y qué nos dice del rol del dólar en este entorno?
El dólar, estos últimos trece años, ha perdido valor con respecto a las seis monedas más importantes del mundo por no menos del 30%. Con relación a inicios de los años 70 ha perdido más del 80% de su valor dentro de su propia economía y con respecto al oro, no menos del 95%. Una divisa debe, por lo menos, ser una buena reserva de valor. El dólar ya no lo es.
¿Qué debe hacer el Perú en ese contexto delicado?
El problema del Perú es el de América Latina: la debilidad del dólar. Acá se nos ha hecho creer que con el sol tenemos casi una divisa. Insensatez y demagogia. La solución escapa al libro de texto básico de macroeconomía. Pensar en emitir para evitar volatilidades cambiarias, elevar el encaje medio en dólares, elevar la tasa de referencia, incrementar la inversión de las AFP en el exterior, prepagar la deuda pública externa no son realmente una solución. Eso es una farsa. Eso sería válido cuando los problemas cambiarios tienen un origen interno, no como ahora.
Pero con los aumentos del encaje y la compra de dólares por el BCR se ha recuperado algo la cotización del dólar…
Solo a corto plazo. Es más, me parece que el BCR ni siquiera coordina con propiedad con el MEF y la SBS para aplicar armoniosamente los paliativos a este problema. Hoy se quiere emplear también el encaje para evitar la caída del dólar. Un caso digno de Ripley. Como resultado solo se tendrá el incremento del costo del crédito, la mora y la preocupación de los tesoreros de la banca.
¿Qué hacer entonces?
Nuestro BCR no maneja ni el 0.01% de la masa monetaria global; es insignificante cuantitativamente hablando. Una solución real demanda que se unan esfuerzos con la banca central de Brasil, Chile, México, Colombia y la de muchas economías del sudeste asiático. Hay que pensar en una nueva unidad de cuenta a nivel global. Si no es así, nuestros exportadores la verán mal.
¿Y qué puede hacer el empresario exportador, por ejemplo, textil o agroindustrial?
Es necesario que se conversen a profundidad estos temas entre los gremios empresariales y los representantes del sector público. Hay que evitar posiciones extremas en contra de nuestro frente productivo. Es urgente que nuestros gremios empresariales encuentren coincidencias con sus pares, por ejemplo, de América Latina. Esto también compromete un reto para nuestro sector empresarial.
¿Qué indicadores debería seguir un directivo empresarial para evaluar la situación?
En el frente externo diría que son dos. El nivel de endeudamiento total de las economías más importantes del mundo y el precio del oro (que seguirá su tendencia la alza) y, en el frente interno, son varios, pero los términos de intercambio son cruciales (ver gráficos). Cuando estos denotan ganancia por el alza de nuestros commodities mineros, todo se compone en Perú: la evolución del PBI, el nivel de recaudación fiscal, la generación de empleo, la reducción de la pobreza, la evolución de nuestras cuentas externas. En cambio, cuando se presentan pérdidas en los términos de intercambio, como que nos derrumbamos.
El Perú ha mantenido buenos fundamentos económicos. ¿No explica eso el éxito del modelo peruano?
Nadie lo niega. A los peruanos nos costó muchísimo salir del desastre del quinquenio que terminó en 1990. Un año más de aquella administración y desaparecíamos del mapa. A partir del ajuste que asumimos y sufrimos los peruanos y de aplicar medidas de política económica, en lo básico, bien orientadas, logramos reasignar recursos con propiedad y ello también explica nuestro éxito. Pero el otro elemento ha sido el beneficio de atravesar por un tramo tremendamente beneficioso con los precios de nuestros commodities mineros. Este último ha sido clave y no debemos negarlo ni minimizarlo.
Pero se destacan la fortaleza fiscal y externa de nuestra economía. Tenemos casi US$ 68 mil millones de RIN…
Nuestro nivel de recaudación fiscal por concepto de Impuesto a la Renta de personas jurídicas era históricamente equivalente al 2% de nuestro PBI. De pronto, coincidentemente con la mayor alza de términos de intercambio sube esta recaudación al equivalente del 5% del PBI. El salto fue de 3 puntos porcentuales de recaudación adicional. Si descontamos este efecto, el superávit del 2006-08 se convierte en déficit. La fortaleza fiscal no es estructural.
¿Entonces los superávits fiscales de los últimos años no son sinónimo de fortaleza?
Un resultado fiscal sólido y que denote fortaleza se obtiene a partir de la ampliación de la base tributaria, de la optimización del tamaño del sector público, de la aplicación de reformas del Estado, del establecimiento de una regla fiscal estructural. Desde 1990, esas tareas siguen siendo pendientes. Era muy fácil recaudar más a partir de factores exógenos. Ello no fue producto del esfuerzo de nadie en particular.
Sin embargo, se ha logrado un ahorro fiscal significativo que se refleja en el Fondo de Estabilidad Fiscal (FEF)…
Los elementos que legalmente alimentan al FEF no se han difundido con propiedad, no son realmente transparentes y han sido casi discrecionalmente administrables por cada ministro de Economía de turno. La Ley de Transparencia y Prudencia Fiscal y la que crea el FEF se han cambiado varias veces y se han adecuado al mejor parecer del gobernante de turno. Eso es lo criticable. En medio de ese desorden, pocos saben que se dispone hoy de casi US$ 7,000 millones, producto de casi trece años de vigencia del FEF. La ley faculta emplearlos para afrontar desastres naturales y limitaciones producto de un entorno internacional turbulento, como el que tenemos. Los empresarios no conocen bien esto, sus gremios menos.
¿Entonces diría usted que aún queda mucho por hacer como economía y como país?
Muchísimo. No estoy diciendo que no seamos exitosos. Ni que no nos merezcamos el reconocimiento internacional. Por supuesto que lo logrado nos ha costado mucho esfuerzo a todos los peruanos y eso debe reconocerse siempre. Lo que señalo son dos cosas simples. Primero, no tendríamos la magnitud del éxito del que disponemos, si no nos hubiesen acompañado favorablemente los precios de nuestros commodities. Segundo, no nos debemos engañar; aún nos falta mucho por hacer en materia de ordenamiento económico-financiero.
Y en las reformas estructurales pendientes…
Por favor, han pasado 23 años desde que se inició el cambio económico que explica parte de nuestro éxito. Sin embargo, lo que se invierte en ciencia y tecnología es solo el 0.15% de nuestro PBI; nuestra infraestructura vial es precaria; los servicios de educación y salud también y los temas institucionales (justicia y seguridad) ni qué decir. El sector empresarial debe demandar claridad en las reformas estructurales pendientes y en construir institucionalidad. Ese es quizás el mayor de los retos de nuestros empresarios: exigir eficiencia y honestidad a sus gobernantes.