Banco Mundial y el análisis de la conducta humana que reduciría la pobreza

La condición de pobreza hace más difícil elegir algo, y en consecuencia, se deja de lado otras opciones no menos importantes como la salud o educación, dijo Anna Fruttero, economista senior del Banco Mundial.

Los economistas refirieron que los hacedores de políticas deberían tomar las decisiones cruciales en periodos de bonanza.

Por: Milagros Sánchez Vargas

Uno de los Objetivos de Desarrollo del Milenio por las Naciones Unidas es erradicar la pobreza extrema y el hambre. Mucho se habla del crecimiento económico en los países, pero ¿dónde quedó el desarrollo humano y cognitivo, si vemos que la pobreza subsiste, supongamos, en un mundo paralelo?

Para este 2015, se espera reducir a la mitad el porcentaje de personas cuyos ingresos son inferior a un dólar, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). ¿Se logrará tal meta? El último Informe sobre el Desarrollo Mundial publicado por el Banco Mundial, atañe una problemática muy arraigada en los últimos tiempos: la economía del comportamiento.

Gestion.pe conversó con dos de los artífices de dicho informe: Anna Fruttero, economista senior; y, Renos Vakis, economista principal del Banco Mundial, los dos concordaron en un punto: “una comprensión más amplia de la conducta humana puede mejorar las políticas de desarrollo en un país”.

Para entender por qué la pobreza subsiste, Fruttero dijo que los personas de escasos recursos tienen una mayor ‘carga cognitiva y decisional’, es decir, enfrentan mayores decisiones que una persona de medianos y altos recursos, ya que tienen un mayor costo de oportunidad, es decir, tienden a perder más por decidir algo.

Por ello, simplemente deciden el caso más accesible a ellos, es decir, el de corto plazo. “Si tú quieres tomar agua limpia, y posees altos ingresos, solo abres el grifo de tu cocina, y bebes. Sin embargo, para una persona pobre, requiere ir a la fuente, desinfectar el agua, y repetir tal suceso cuantas veces requiera. No es tan fácil”, añadió la economista senior.

En ese contexto, la condición de pobreza hace más difícil elegir algo, y en consecuencia, se deja de lado otras opciones no menos importantes como la salud o educación.

El economista principal Renos Vakis mencionó un caso especial: “Perú tiene uno de los mejores sistemas contra la tuberculosis, pero la tasa de búsqueda de dichos medicamentos es baja, por ejemplo, en Ventanilla, uno de los distritos de la Provincia Constitucional del Callao, las tasas de dicha enfermedad son tan altas como en África, pero no se han aprovechado los recursos para atender a los enfermos”.

Esta situación, según Vakis, evidencia que simplemente dichas personas no lo ven como una prioridad. Cualquier estímulo del Gobierno, para incentivar programas de salud o educación, no será aprovechado, si dichos individuos no tienen ni un sol en los bolsillos.

Simplemente, quedarán como ‘promesas en el aire’, y las oportunidades que en teoría deberían otorgar eficiencia, quedarán nulas, frente a una falta de conocimiento.

Los economistas refirieron que los hacedores de políticas deberían tomar las decisiones cruciales en periodos de bonanza, y no de escasez de conocimientos, porque simplemente las personas no estarán con la capacidad de captar dichas oportunidades de una mejor manera.

Fruttero tomó como ejemplo el caso de un agricultor, ya que cuando es tiempo de siembra, los recursos monetarios escasean porque todo está invertido en la cosecha, pero cuando el producto sale y recibe los réditos de tal trabajo, dicho agricultor estará en la capacidad de tomar decisiones de gran calibre, como matricular a sus hijos en el colegio.

“El momento preciso es crucial para tomar decisiones, no solo basta dar recursos, esto es lo que llamo, la ‘carga cognitiva’, ya que si es alta los individuos no podrán aprovechar las oportunidades”, agregó la economista.