Acuerdo Transpacífico, una "papa caliente" para Hillary Clinton

El pacto comercial entre doce naciones, una de ellas Perú, que está negociando Barack Obama ha dividido al Partido Demócrata, dejando a Hillary Clinton en medio del fuego cruzado.

El apoyo de Hillary Clinton a los acuerdos comerciales ha fluctuado al compás del calendario político.

Por: Redacción Gestion.pe

(AP).- En un viaje a Australia en el 2012, Hillary Rodham Clinton se deshizo en elogios para el Acuerdo Transpacífico y llegó incluso a describirlo como un modelo a seguir en los esfuerzos por impulsar un comercio libre y justo.

Pero ahora que busca la candidatura demócrata a la presidencia ha asumido una actitud más cautelosa, sin comprometerse a nada y expresando un cierto escepticismo en relación con el ambicioso pacto comercial que impulsó como secretaria de Estado del presidente Barack Obama.

“Un acuerdo comercial debe generar trabajos, subir los salarios, aumentar la prosperidad y darnos mayor seguridad”, declaró Clinton la semana pasada en un centro educativo de New Hampshire.

El pacto comercial entre doce naciones que está negociando Obama ha dividido al Partido Demócrata, dejando a Clinton en medio del fuego cruzado entre activistas liberales que se oponen al acuerdo y el presidente que sirvió alguna vez. Es una batalla que Clinton ya libró en el pasado.

La ex primera dama apoyó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte en la década de 1990, pero luego lo criticó durante su primera campaña en procura de la presidencia, en el 2008, y sus posturas en torno al comercio han fluctuado a lo largo de los años.

Ahora, los republicanos quieren analizar más de cerca lo que ha dicho y hecho en el ámbito comercial y el Comité Nacional Republicano ha pedido ver su correspondencia con los representantes comerciales de Estados Unidos durante su gestión como secretaria de Estado.

Al mismo tiempo, potenciales rivales en la puja por la candidatura demócrata la presionan para que asuma una posición más firme en contra del pacto, que eliminaría tarifas y otras barreras al comercio entre Estados Unidos, Canadá, México, Perú, Chile y varias naciones asiáticas. Sus detractores aprovechan el tema para cuestionar su compromiso con el bienestar de los trabajadores estadounidenses.

El senador Bernie Sanders, un independiente que podría buscar también la candidatura demócrata, trató de demorar la consideración del acuerdo por estimar que es un pacto “negociado en secreto” que “acaba con muchos trabajos”. Siempre se ha opuesto a la liberalización del comercio.

El ex gobernador de Maryland Martin O’Malley, quien se espera lance su candidatura en las próximas semanas, también está en contra de se adopte la modalidad “fast track”, que da al gobierno la facultad de presentar ante el Congreso un acuerdo que puede ser aprobado o rechazado, peor no enmendado.

O’Malley dijo que el “fast track” generaría un acuerdo que “podría hacer bajar los sueldos y eliminar puestos de trabajo” en Estados Unidos. “Y si hay algo que no necesitamos es eso”, señaló.

El apoyo de Clinton a los acuerdos comerciales ha fluctuado al compás del calendario político.

Como primera dama, respaldó el TLCAN negociado por su esposo Bill Clinton, diciéndole a trabajadores sindicalizados de la industria del vestido en 1996 que el acuerdo estaba “demostrando su valor”. En sus memorias del 2003 afirmó que el pacto “no es popular entre los sindicatos”, pero es un “objetivo importante del gobierno”.

Su respaldo al acuerdo comenzó a mermar durante su etapa como senadora de Nueva York, cuando votó a favor de pactos comerciales con Chile, Singapur, Omán y Marruecos, pero se opuso al Tratado de Libre Comercio Centroamericano.

En un debate presidencial de noviembre del 2007, Clinton describió el TLCAN como “un error” y planteó que había que hacer una pausa y reevaluar ese tipo de acuerdos.

Fue así que se opuso a los pactos que estaban siendo negociados con Corea del Sur, Colombia y Panamá. En julio del 2011, no obstante, como secretaria de Estados, describió esas negociaciones como “vitales para nuestra recuperación económica”.

El comercio es un tema muy divisivo, dijo por entonces, pero “si se hacen las cosas bien, genera empleos”.

Por esa época expresó en numerosas ocasiones su apoyo al pacto transpacífico, diciendo que le gustaría “acelerar las negociaciones hasta donde sea posible” y afirmando que el acuerdo contiene “fuertes protecciones para los trabajadores y el medio ambiente”.

Ahora, como candidata, no se muestra tan entusiasta.

Su campaña emitió un comunicado en el que dice que “seguirá de cerca” el proceso para ver si el acuerdo final refuerza la seguridad nacional, protege a los trabajadores, eleva los salarios y genera empleos. Clinton considera que “debemos estar listos para rechazar cualquier desenlace que no pase todas estas pruebas”.

La Casa Blanca insiste en que Clinton apoya el Acuerdo Transpacífico. En una entrevista con The Wall Street Journal, Obama dijo hace poco que Clinton quiere “ver un acuerdo comercial que proteja los intereses de los trabajadores, del medio ambiente, que ayude a los trabajadores y a la economía estadounidense. Ese es mi objetivo también y confío en que es algo que podemos conseguir”.

O’Malley, por su parte, adopta una línea dura hacia el Acuerdo Transpacífico pero ha apoyado en términos generales el libre comercio en el pasado. Se opuso al Acuerdo de Libre Comercio con América Centeral en el 2006, diciendo que se llevaría muchos empleos de Estados Unidos, pero apoyó un tratado con Corea del Sur en el 2011, haciendo notar que el sindicato de trabajadores de la industria automotriz lo respaldaba.

El Acuerdo Transpacífico, en cambio, es una “carrera hacia atrás, que busca generar sueldos más bajos en el exterior”, dijo O’Malley en una entrevista con la National Public Radio.